martes, marzo 27, 2007
TIENE EL APELLIDO CORRECTO MONSEÑOR SAENZ LACALLE
Lo estaba ecuchando y no daba crédito a mis oídos, ese hombre de origen español, que habla como español, que piensa como español, que camina como español, y que ha sido impuesto por Roma a El Salvador; utilizando la mismísima retórica del "perdón y olvido" propalada por el partido ARENA, en el Poder desde hace casi treinta años, en un lenguaje ambiguo y por demás grosero, declara a la prensa que debe dejarse sin tocar el tema del asesinato de nuestro santo mártir Monseñor Oscar Arnulfo Romero, porque de todas maneras también hubo muertos del otro lado.
Los periodistas le preguntan qué opina acerca de las declaraciones hechas por el ex Embajador en El Salvador, Robert White, quien la semana pasada aseguró en conferencia de prensa que Roberto D'Abuisson, el tristemente célebre fundador de los escuadrones de la muerte en El Salvador, había planificado y ordenado el asesinato del amadísimo santo, y luego había protegido a los perpetradores materiales del sacrílego crimen.
El abominable prelado que dirige la iglesia salvadoreña manifestó entre palabras disparatadas, que ese era un caso ya discutido y que mejor no debería de tocarse más.
No puede haber más cinismo en un advenedizo que no tiene ni una tan sola gota de sangre salvadoreña y se atreve a mencionar en ese contexto el nombre del Pastor que se atrevio valientemente a denunciar la injusticia en un país dominado por el autoritarismo, la represión y la violencia contra los más necesitados de los necesitados en El Salvador.
¿Qué sabe ese clérigo del dolor de haber perdido en la forma más abyecta a nuestro guía espiritual?
En el silencio de su residencia donde subsiste alejado de los pobres, ese bárbaro debería, después de lavarse la boca con agua bendita, pedirle perdón al propio Dios por el abominable sacrilegio de no solo no condenar a quien tuvo la horrorosa idea de mandar a asesinar a Monseñor Romero, sino hasta justificar esa abominación diciendo que "también hubo muertos en el otro lado".
Tiene el apellido correcto señor Saenz, con usted, los salvadoreños, estamos en LA-CALLE.
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