HAY COSAS QUE PASAN EN LA VIDA que son tan, pero tan amargas que la palabra dolor no las define.
Era salvadoreña, tenía cuarenta y dos años, dos hijos y un inmenso deseo de vivir para ellos. A su marido lo mataron en El Salvador hace cosa de cuatro años por lo que se vino para el Norte, necesitaba dinero para criar a sus hijos, dinero que en su país no podía obtener así se matara trabajando en cualquier labor. Los dejó con su mamá, se engüevó con un coyote y tuvo que soportar el dolor de dejarlos y venirse. Los dejó en Olocuilta.
El sábado pasado se andaba divirtiendo un poco, porque en medio de todo también tenía derecho de echar una su cana al aire, no era cosa de solo limpiar casas, cuidar niños y pagar la renta. Ella también necesitaba salir y disfrutar la vida.
Y se fue con amiga hondureña a bailar a un Club en San Francisco. Su amiga hondureña andaba manejando sin licencia y borracha. Al regresar a casa, al pasar por Petaluma, vino el accidente, su amiga hondureña no podía controlar su propia mente, mucho menos su mente y su carro, se fue a estrellar contra un árbol, su amiga hondureña salió con el dedo meñique levemente dañado, ella se murió en el acto.
La pobre abuela en Olocuilta no puede creer lo que ha pasado, de sus ojos brota el llanto más amargo de la vida, sus hijitos, que no tienen muy claro lo que es la muerte, solo saben que es algo espantoso porqe si no fuera malo no lloraría tanto su abuelita, quieren hablar con su mamá para contarle que algo malo está pasando...
Y la amiga hondureña que manejaba borracha, está libre bajo fianza y le da gracias a Dios por el milagro de estar viva, porque a ella no le pasó nada...
Se llamaba Raquel, y ya no vive...
Era salvadoreña, tenía cuarenta y dos años, dos hijos y un inmenso deseo de vivir para ellos. A su marido lo mataron en El Salvador hace cosa de cuatro años por lo que se vino para el Norte, necesitaba dinero para criar a sus hijos, dinero que en su país no podía obtener así se matara trabajando en cualquier labor. Los dejó con su mamá, se engüevó con un coyote y tuvo que soportar el dolor de dejarlos y venirse. Los dejó en Olocuilta.
El sábado pasado se andaba divirtiendo un poco, porque en medio de todo también tenía derecho de echar una su cana al aire, no era cosa de solo limpiar casas, cuidar niños y pagar la renta. Ella también necesitaba salir y disfrutar la vida.
Y se fue con amiga hondureña a bailar a un Club en San Francisco. Su amiga hondureña andaba manejando sin licencia y borracha. Al regresar a casa, al pasar por Petaluma, vino el accidente, su amiga hondureña no podía controlar su propia mente, mucho menos su mente y su carro, se fue a estrellar contra un árbol, su amiga hondureña salió con el dedo meñique levemente dañado, ella se murió en el acto.
La pobre abuela en Olocuilta no puede creer lo que ha pasado, de sus ojos brota el llanto más amargo de la vida, sus hijitos, que no tienen muy claro lo que es la muerte, solo saben que es algo espantoso porqe si no fuera malo no lloraría tanto su abuelita, quieren hablar con su mamá para contarle que algo malo está pasando...
Y la amiga hondureña que manejaba borracha, está libre bajo fianza y le da gracias a Dios por el milagro de estar viva, porque a ella no le pasó nada...
Se llamaba Raquel, y ya no vive...
2 comentarios:
Off Topic. Muy grato informarte que en la entrada “un reconocimiento entre amigos” hay para tu blog (Premio “Blog Dorado”) Cordiales saludos. Martha
Admirada Martha:
Esta noticia es simplemente increíble:
¡El fulgurante Blog Dorado para mi blogcito!
Decir que me siento honrado es decir muy poco, decir que estoy agradecido se queda corto.
Muchísimas gracias Martha por el premio y el privilegio de lucir esta lujosísima presea en mi blog.
Espera mi post de agradecimiento, primero voy a salir del shock!
Un caluroso abrazo desde San Rafael, California.
Alfredo Campos,
Blog El Gran Navegante
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