Es domingo 19 de febrero. Acabo de arribar en San Salvador en un viaje cansador que incluyó Oakland, visitando Nueva York y Florida.
Aterrizo en Comalapa en la madrugada, medio duermo, desayuno a la salvadoreña en el Donuts de Metro, Octava Etapa, y corro con la energía de un mocoso, a mi tempplo sagrado, el Monumental Estadio Cuscatlán a ver a mi equipo lindo ALIANZA F.C.
Contra quién juega, no me importa; va a ganar, va a empatar va a perder, no me importa, lo ideal es que gane, pero no es lo importante para que me sienta en éxtasis.
El próximo año cumpplo 50 años de ser aliancista y ver jugar a esos once vestidos de blanco es todo lo que basta para que sienta lo que sienten los feligreses que visitan su iglesia porque palpan la presencia de Dios.☼
Aterrizo en Comalapa en la madrugada, medio duermo, desayuno a la salvadoreña en el Donuts de Metro, Octava Etapa, y corro con la energía de un mocoso, a mi tempplo sagrado, el Monumental Estadio Cuscatlán a ver a mi equipo lindo ALIANZA F.C.
Contra quién juega, no me importa; va a ganar, va a empatar va a perder, no me importa, lo ideal es que gane, pero no es lo importante para que me sienta en éxtasis.
El próximo año cumpplo 50 años de ser aliancista y ver jugar a esos once vestidos de blanco es todo lo que basta para que sienta lo que sienten los feligreses que visitan su iglesia porque palpan la presencia de Dios.☼
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