La religión es parte de las culturas en todas las sociedades del mundo. El plano espiritual es de la escencia de la existencia misma y como tal su concepción, percepción y prácticas, son tan diversas como diversos son los usos y las costumbres de las comunidades en donde han surgido, prevalecen y se practican.
Aunque nacido y criado en una cultura católica, yo he buscado siempre la verdad, mi verdad espiritual sin interferir con las de otros. Ello me ha llevado a respetar la diversidad espiritual y con ella la libertad de culto. Cada quien tiene derecho a pensar como le plazca.
Por mi parte soy un consumado y convencido libre pensador. No está encerrada mi mente en ningún libro por sagrado que sea para otros, y de ello me siento muy orgulloso. Por lo mismo me siento orgulloso de visitar cualquier centro religioso y comportarme con respeto y sumisión a la deidad que allí se alabe.
Con el mismo respeto que entro a una humilde iglesia evangélica en Panchimalco, entro a una pagoda budista en Nara, a una catedral católica en Alemania o a un templo shintoísta en Tokyo. Y no solo eso, siento en todas partes la presencia de Dios con el mismo grado de intensidad.
Gracias a Dios porque soy librepensador.
Esto dicho, paso a referirme a mi visita a una de las más hermosas mezquitas musulmanas del mundo, la de Muhammad Ali en El Cairo, Egipto. Claro que mi viaje al milenario país fue motivado principalmente por visitar la pirámides, pero una cosa no excluía a la otra, y puedo asegurar que esta ha sido una de las más hermosas experiencias espirituales por las que en mi vida pasé.
Localizada en la Ciudadela de El Cairo, construída entre 1824 y 1848. Al principio planeada en estilo mameluco por el francés Pascal Coste, la mezquita fue finalmente construida por razones desconocidas según un plano del arquitecto griego Yusuf Bushnaq, siguiendo el modelo de la mezquita Yeni Valide de Estambul (1599).
Su situación en altura permite que se pueda observar desde cualquier parte de El Cairo, lo que transmite una sensación de poder político, ya que la forma del edificio se corresponde con el de la mezquita clásica otomana y se diferencia claramente de las formas de mezquitas locales fatimíes y mamelucas.
La construcción realzaba su pertenencia al Imperio Otomano.
Está construida sobre la parte superior de la Ciudadela de Saladino y se la conoce también con el nombre de Mezquita de Alabastro, debido al uso de este material para revestir los muros. El exterior nos muestra un enorme domo sostenido por cuatro columnas, con otras menores a los lados. Dos alminares de estilo otomano completan la estructura.
El interior se caracteriza por una opulenta ornamentación. En el centro del enorme patio interno hay una fuente para las abluciones y un reloj, regalo de Luis Felipe de Francia a cambio del obelisco situado en la Place de la Concorde de París. Sólo que los franceses les metieron a los egipcios porque el reloj nunca ha funcionado en la Mezquita, pero el obelisco de la PLaza de la Concordia le ha traído millones de dólares en divisas de turistas a Francia.
El interior se caracteriza por una opulenta ornamentación. En el centro del enorme patio interno hay una fuente para las abluciones y un reloj, regalo de Luis Felipe de Francia a cambio del obelisco situado en la Place de la Concorde de París. Sólo que los franceses les metieron a los egipcios porque el reloj nunca ha funcionado en la Mezquita, pero el obelisco de la PLaza de la Concordia le ha traído millones de dólares en divisas de turistas a Francia.
La mezquita rinde homenaje a Muhammad Ali, rey de Egipto (1805-1849), quien promovió movimientos independentistas que contaron con el apoyo de Gran Bretaña, que acabaron derivando, finalmente, en la independencia de Egipto.
Sus herederos se endeudaron con el proyecto del Canal de Suez (1869), motivo por el cual los ingleses ocuparon el país en 1882.
Fue una tarde de historia, una tarde espiritual que me hizo pensar en lo pequeña que es mi mente comparada con la grandeza de Dios que lo mismo percibo en una iglesia mormona, que en una portentosa mezquita musulmana.
Fue una tarde de historia, una tarde espiritual que me hizo pensar en lo pequeña que es mi mente comparada con la grandeza de Dios que lo mismo percibo en una iglesia mormona, que en una portentosa mezquita musulmana.
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