martes, marzo 13, 2012

ANGELES EN EL CAMINO: BERNIE Y ROBIN

Cudahy, California, Bernie espera con paciencia que su profesor halle la mejor forma de explicar alguna regla gramatical. Por increíble que parezca a esa mesa le falta una pata. Pero ya podíamos tener fruta de reserva en la "alacena"

Por su imagen fina y joven les apodaban los Angelitos en Marin County, California. Eran (¿o son?) australianos, tenían dinero a borbotones pero no lo presumían, los australianos son así. Pocos meses atrás se habían casado y andaban pasando su luna de miel en todo el mundo, o al menos en la mayoría de regiones que pudieran abarcar. Cuando nosotros los conocimos ya habían tocado Londres, Nueva York y el Norte de California en donde tuve la inmensa providencia de tener contacto tangencial con ellos.

Yo nunca tuve claro cómo fue que conectaron con gente del Area de la Bahía, pero estoy convencido de que fue la mano de Dios la que operó en nuestro favor, e hizo que ellos decidieran llegar hasta aquí.


Robin, en una visita a la playa en Long Beach

Mi familia y yo vivíamos en en area de Los Angeles, CA, en Cudahy para ser más exactos, una ciudad del temido East LA. Por esos días, financieramente la suerte no estaba jugando nada en nuestro favor.

Dado mi trabajo de promoción humanitaria, yo había hecho algunos contactos en el Area de la Bahía de San Francisco en donde me conocían como ex profesor universitario de español. Un buen día de finales de mayo del ochenta y seis alguien de por allí contactó conmigo informándome que una pareja de australianos tenía planes de ir a Guatemala, que necesitaban clases de español básico, y que llegarían a mi lugar para que yo les enseñara.

Dicho y hecho, Bernie y Robin (su apellido lo he olvidado por completo), arribaron un bendito día y desde el momento que pusieron pie en mi apartamento en Cudahy, nuestra vida dio un giro de 180 grados.

Para comenzar me propusieron pagarme cien dólares semanales por las clases y cien dólares más porque les diera albergue y alimentación. Yo, que por meses había estado viviendo cara a cara con la pobreza, ni les dejé terminar de hacerme la propuesta cuando les di un rotundo y muy agradecido sí.


Bernie, prueba sus fuerzas "levantando" un pesado carro que casualmente tiene su nombre. Long Beach, CA

Bernie y Robin siemprer estaban de buen humor, eran de las gentes que se preocupaban al punto de la obsesión por comer sanamente. Nunca mantenían su cuerpo en reposo, siempre se estaban ejercitando para mantenerse, además de sanos, en muy buena forma. Su aura y la de mi familia hicieron juego instantáneamente y pronto ya estaban metidos en nuestra dinámica como si hubieran vivido desde siempre con nosotros.

Su compasión y generosidad se hizo sentir de manera palpable cuando nuestro viejo televisor, que habíamos traído desde Iowa el año anterior, se nos arruinó y, dadas nuestras lamentables condiciones financieras, no podíamos comprar ni siquiera uno usado. Para colmo de males el Mundial de México '86 se acercaba y no nos iba a quedar más remedio que oír los partidos desde los aparatos de los vecinos.

Un día nuestros Angelitos se fueron a caminar por los alrededores y regresaron a casa con un televisor nuevo. Todos en la familia sentimos la emoción de Cossette, la niña que mantenían esclavizada los Thenardier, cuando Jean Valjean le regaló la muñeca más cara y más linda de Montfermeil, en una de las imágenes más bellas de la celebre novela Los Miserables de Victo Hugo, eso sentimos, ni más ni menos.

Cuando les pregunté que cómo esperaban que yo les pagara un objeto tan caro, por toda respuesta Bernie, mirándome a los ojos, me dijo con voz suave: Cuando le hagas un favor similar a otro que necesite, allí nos estarás pagando éste a nosotros. Décadas después los ojos se me ponen vidriosos cuando recuerdo aquella escena.

Tiempo más tarde, Bernie y Robin les urgieron a nuestros contactos en San Rafael que nos extendieran su mano, y eso fue exactamente lo que pasó. Cuando ellos se fueron de Los Angeles para Guatemala a continuar su luna de miel, nosotros nos fuimos de Los Angeles para San Rafael a iniciar una nueva vida.

Octubre de 1986. Bernie y Robin de regreso de Guatemala, pasan saludándonos en su viaje de retorno a Sydney. Se despiden dejándonos un nuevo destino ya en San Rafael, California.

Al Bernie y Robin regresar de Guatemala en octubre de ese año, ya nosotros estábamos instalados en un apartamento en el barrio latino de San Rafael. Allí pasaron sus últimas dos noches en California antes de volar a Sydney, Australia para ya no volverlos a ver ni saber de ellos nunca más.

Un día Dios quiso que conociéramos a una pareja a la que algunos amigos apodaban los Angelitos, un calificativo que para nosotros no significa un apodo sino una concresión. En Los Angeles se nos presentaron unos ANGELES EN EL CAMINO.

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