Kevin Carter, periodista gráfico de la Sudáfrica del Apartheid, tomó esta fotografía de una niña sudanesa en agonía mientras un buitre esperaba su final para empezar a devorar el cadáver.
Por 20 minutos estuvo el sagaz fotógrafo disparando su cámara desde distintos ángulos esperando que el momento llegara en el que el rapaz comedor de carroña abriera sus alas para hincar su poderoso pico en el cuerpo de la niña.
Frustrado y cansado porque el momento del hartazgo nunca llegó, el joven Carter se retiró del lugar como si nada.
Meses más tarde viajó a Nueva York a recibir el Premio Pulitzer por la impresionante fotografía.
El 27 de julio de 1994, con serios problemas emocionales y agobiado por la gente y su conciencia, se retiró a las orillas de un río y encerrado en su carro dejó que el monóxido de carbono cobrara su vida.
¿La razón? Nunca pudo responder a la pregunta ¿Por qué no ayudaste a la niña?
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