Bueno, siguiendo con mi decisión de tener un buen día eché un vistazo a las últimas noticias en El Salvador, siendo la mejor el hecho que hayan hecho nuevas capturas en el caso de la niña Katya Miranda, que estaba a diítas de quedar impune (como muchos casos en mi papaíto país), la luna de miel de Mauricio Funes con su pueblo y la ganga que le espera en los próximos 5 años con un país violento como la gran puta, con altos niveles de pobreza extrema, mortalidad infantil, analfabetismo, desempleo y subempleo y, encima de todo, con una oposición que aunque derrotada no deja de ser poderosa.
ENVIO
Eché las noticias por la borda lateral cediendo a saque de banda
y me dediqué a soñar con la vida que quiero tener después de muerto
la del olvidado Alfredo Campos que pasó de punto a a punto b
sin que nadie supiera que existía,
dando clases de vez en cuando
y dando lástima siempre.
(Quizás por eso tenía tanta ropa usada
en sus viejos cajones de madera)
Cuando desperté del sueño ya era hora de ponerse a trabajar
y me di en confeccionar trocitos de amargura con botones dorados
abajo de la solapa y en las mangas.
Entonces para no llorar les leí los currículums a los camaleones,
a los que creyeron que siendo lo que soñaban ser
les iba a hacer crecer el pelo o sus cuentas bancarias,
y siguieron en su diáspora quimérica
muriendo día a día con una ilusión en cintura,
con sus patéticas fotos frente a la bandera de su ex patria
levantando polvos de otros lodos
para seguir royendo la vida
hasta que venga la muerte con su silbido macabro
a llevárselos con todo y sus cabezas calvas,
y sus trajes que escondieron su miseria,
y sus aullidos de sudario interminable,
y sus pretensiones de grandes hijos de puta.
A la mitad del día me volvía a costar
muerto de cansancio de tanto pensar en ti
y tú sin darte cuenta...
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