
Aproximadamente a las tres de la tarde llamo al Seguro y me contesta una secretaria que todo había salido bien y que fue parto "similar". Al oír tan inusual calificativo le pregunté: "¿Similar a qué, señorita"? -Por un momento pensé en la posibilidad de que se estuviera refiriendo al nacimiento de mi hijas tres años antes. Dije parto gemelar me replicó la muchacha un poco sacada de onda. "¿Qué, gemelos? le pregunté con asombro, "!Sí, gedmelos, y son dos varones, lo felicito", dijo y colgó.
Por un momento me quedé petrificado, mi mente era una montaña rusa de emociones. Iba de la alegría inmensa a la preocupación por la salud de mi mujer. Mi madre se alegró muchísimo y de inmediato me acompañó al Seguro para conocerlos.

San Salvador, parque Saburo Irao, mi familita con dos vecinitos de la colonia Zacamil.
Al llegar al hospital y dirigirnos a la habitación donde se hallaba mi mujer todavía adolorida de todo proceso de parto, vimos a los dos críos que apenas abrían los ojitos y movían sus labios en sus moisesitos, tan frágiles, tan vulnerables. Solo con amor podían ser tratados en ese estado.

En la celebración del sexto cumpleaños de mi hija Lalita, colonia Zacamil, 1981
Hoy ambos viven lejos de casa, dos adultos que son el orgullo y gozo del resto de nosostros en la familia. El mayor vive en Washington D.C. y el menor en Osaka, Japón, hasta allí les mandamos nuestro corazón.
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