jueves, enero 24, 2008

EL EMPIRE STATE Y MI PAPA

En una esquina de la quinta avenida de Nueva York, antes de llegar al famoso inmueble localizado en el 350 de la célebre calle.

Este maravilloso edificio me trae recuerdos de mi viejo, quien a pesar de que nunca salió de El Salvador, me hablaba del portentoso edificio cuando yo estaba bien pequeñito.


Con mi buena amiga Doris Barbieri y su hijita Kiara, momentos antes de subir a la cúspide.

En nuestras caminatas sabatinas por el barrio Santanita y sus alrededores, me ilustraba sobre este gran edificio que había en Nueva York, cuyo nombre significaba "El Imperio del Estado", decía mi viejo con su pausado hablar. Yo le oía callado pero mi imaginación volaba hacia quién sabe dónde buscando en el viento una imagen que adivinara la belleza arquitectónica de que hablaba mi papá (qué bonito siento decir esa palabra que ya no encuentra oídos desde hace trece años).


En la parte de afuera de la cúspide, con Manhattan a mis plantas y mi viejo en mi corazón.

Cada vez que vengo a la Jungla de Asfalto vengo a ver el Empire State con mi viejo en mi mente, con mis ojos él también lo ve...

Con mi Lucha, en la primera planta, luego de mi viaje a lo más alto del mundo.

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