sábado, julio 21, 2007

ESTO DE VERAS ES TRISTE

Cuando me contaron que el viejito Nicolás se había echado los vergazos, tomé una actitud escéptica. No lo creía ni lo dejaba de creer. Pero la convicción y la relación de familiaridad con él de la persona que me lo dijo, me convenció poco más tarde de que era tristemente cierto: mi amigo Nicolás se había puesto a verga.

Aquel hombrecito siempre alegre y dispuesto al servicio, de porte más bien bajo, inquieto y con una sonrisa que nunca desprende de sus labios, tenía más de treinta años de no tomarse un trago de alcohol.

Sus discursos en los grupos de apoyo eran esperados como agua de mayo pues los entregaba con un lenguaje simple y los salpicaba de un contagioso humor que espantaba cualquier depresión por fuerte que fuera. Compartir su experiencia de sus días de beba y contrastarlos con sus días abstémios era una práctica que le ganaba adeptos, simpatizantes y confidentes por doquier. Yo soy uno de ellos.

Por años me gustó sentarme a la mesa de un café a compartir experiencias con él; contando desde cosas de todos los días, hasta lo duro que fue traerse a los hijos al norte y lo alegre de verlos triunfar más allá de toda expectativa.

Es tan chistoso. Todavía resuena en mis oídos aquella experiencia que me compartió una tarde en las oficinas del extinto San Rafael Canal Ministry:

Por varios meses había pretendido en amores a una senora guatemalteca. Ella, usando una estrategia de mujer avezada en estas lides, lo mantenía a cierta distancia. No le decía "sí", pero tampoco le decía "no", le aceptaba invitaciones a cenar, le permitía el cortejo, le hablaba de ella, pero guardándose información a mediano plazo.

Sabía de la intención del viejito Nicolás, pero no se mostraba defensiva, después de todo lo que él quería ella también lo aceptaba; pero todo iba a pasar a su tiempo, la decisión iba a depender de ella...Toda una experta en el manipuleo de relaciones románticas.

Pues esa tarde Nicolás llegó a mi oficina con la buena nueva.

-Cómo le va Chusito! (me llama con el "nick" de mi primer nombre.)

-Por aquí echando verga y nunca me crece...el sueldo, no sea mal pensado, ¿Y qué hay de nuevo chero?

-Cállese hombre, fíjese que hoy se va para Guatemala aquella vieja, hom!

-Hijueputa! ¿y se v'ir del todo o va a regresar?

-Del todo, hom!

-Aaaah, siento que no le haya dado merengue jefe. Pero no se preocupe que hay más gallinas en el gallinero hom!

-¡Como no hombre! Si anoche después de salir de aquí me la fui a coger. Pero usté viera cómo me costó. Nos fuimos a hartar y al final de la cena me contó que s' ib' ir para Guate, y digo yo a lavarle el coco a la vieja, hasta que como a las doce de la noche aceptó, y cállese hombre, la llevo a mi apartamento y fíjese que ni se la había zampado cuando ya me había venido! ¡Yo bien ahuevado y la vieja bien decepcionada...!

-Hijuepta, como quien dice que la dejó con los motores encendidos jefe!

-Sí hom, Pero yo no la iba a dejar ir así chis! Esperamos un rato, empezamos a amontonar y se me empezó a poner manida otra vez la babosada.

-Puta, no era ni mierda el ave Fénix jefe!

-Ja,ja,ja, Sí hom, entonces sí le di gusto a la vieja. Como a las tres de la mañana la fui a dejar a su casa y aquí ando todo zurumbo como que a mí me hubieran pegado la gran cogida.

Lo último lo dijo con un tono e inflexión de voz tan chistoso, que me desternillé de la risa toda la tarde.

Ese es mi amigo Nicaolás. Es una lástima que haya echado a perder treinta y pico de años de sobriedad. Quién sabe qué mosca le picó que se terminó emborrachando. Nicolás es un hombre pequeño pero con un corazón gigante, no merece finalizar sus días en manos de un enemigo tan cruel.

Constituye una verdadera tragedia que un hombre en su madurez pierda el control sobre su vida y se lo deje al alcohol. Ojalá que suceda un milagro y rectifique, ojalá que me vuelva a contar sus anécdotas chistosas...

Ox Alá que ya no chupe...

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