domingo, julio 08, 2007

EMMANUELLE REVISITADA




Se trata de una hijeputa más pisona que las gallinas. Hasta un maje que no tiene nada que ver con la película se la pisa.
-
Jorge Figeac, mi amigo y compañero de la Universidad, cuando le pregunté qué le parecía la película.

Sí primo, hay chavos que actúan así para sentirse poderosos.
-Juan Osegueda, mi compañero de trabajo en el Juzgado Primero de Hacienda, San Salvador, cuando le hice la misma pregunta.


El domingo 28 de agosto de 1977, mi mujer y yo nos fuimos al extinto cine Fausto, en el populoso barrio de San Miguelito de San Salvador, a ver Emmanuelle, la famosa película francesa de gran moda por esos días en el mundo entero, El Salvador no era la excepción.

Esperamos que llegara al Fausto, porque allí era más baratieri.

De toda la producción nuestra atención se centraba en el sexo que se proyectaba en la bendita película: sexo en conversación, sexo en avión, sexo en río, sexo en deporte, sexo en casa, sexo sobre el piso, sexo en tierra, sexo en agua, sexo de pie, sexo, sentados, sexo oral, sexo lésbico, sexo, sexo, sexo.

Con tiernos 24 años, mi mujer y yo apenas tuvimos voluntad de no iniciar nuestro show privado en las propias butacas del cine, dadas las demandas de las hormonas en alerta roja.

Lo que pasó al regresar a casa, sin duda que trajo como resultado la llegada al mundo de nuestros gemelos al siguiente año.

Hoy no.

Treinta años más tarde, anoche, mi mujer y yo revisitamos la cinta que graciosamente nos regaló nuestra amiga Doris Barbieri, con una nota sugestiva de "revivir momentos de emoción".

Sin embargo el enfoque fue distinto, atendimos más el argumento y tratamos de encontrar un mensaje que en los setentas era lo que menos nos importó; además fuimos muy contemplativos del paisaje tailandés, sus gentes y sus costumbres. Admiramos su arquitectura milenaria.

Por supuesto que el sexo fue divertido verlo, advertimos cómo influyó la producción francesa en la pavimentación del camino al actual casi cotidiano erotismo cinematográfico y televisivo.

Imposible ignorar la escena en la que una modelo taiwanesa exhala humo por la vagina.

Emmanuelle nos presenta un personaje (Sylvia Kristel), una modelo residente de París quien viaja a Bangkok a encontrarse con su marido Jean (Daniel Sarki), diplomático en el exótico país y se ha casado con ella porque en sus palabras "Hace el amor con la mejor". Solo en el trayecto de París a Bangkok tiene sexo con dos hombres distintos.

Nos muestra una Emmanuelle, inocente, carente de experiencia sexual, tanto así, que una niña tailandesa la sorprende con todo lo que ella sabe sobre la materia.

Luego es llevada en una jornada de descubrimientos por todos los vericuertos sexuales, desde la simple masturbación, pasando por encuentros con otras mujeres, violaciones, sexo en pandilla, con extraños, anal, etc.

¿Por qué su marido dimplomático, permite y hasta anima a estas situaciones a su esposa? Claro lo dice un amigo de Jean en una escena: "Tú no la amas, sólo quieres sentis poder sintiendo que es tuya".

Bien me lo dijo mi amigo Juan Osegueda (QEPD), hace 30 años: "Sí primo, por esos países hay chavos que tienen ese tipo de mentalidad; son poderosos y sienten que tienen poder sobre otros ofreciéndoles hasta a su mujeres!"

Después de terminada la cinta, mi mujer y yo nos fuimos a cama y esta vez no tuvimos vigoroso sexo.

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