miércoles, abril 04, 2012

DEL MESON LA BOLSA A LA PIRAMIDES DE EGIPTO, 2


LOS SESENTA, PRIMER LUSTRO 
Descubriendo el mundo y el amor
La nueva década trajo consigo muchas sorpresas: casa propia y con ello una sensación de seguridad que no conocíamos. Consecuentemente, nuevos vecinos, nuevas rutinas y nuevos retos para todos como familia. En mi caso comenzaría la escuela primaria con un nivel mental y emocional más acorde a mi nivel de desarrollo. 

La escuela Municipal Santiago I. Barberena, aun hoy queda a media cuadra de mi casa. Allí trabajaba como profesora una figura para mí muy familiar, la señora María Luisa Campos de Amaya, vecina de mi papá en el barrio Santanita, (fuertemente se rumoraba que ellos habían tenido un amorío en sus tiempos mozos).
Mi Primera Comunión, nunca voy a olvidar esta faena casi heróica, mi abuelita y yo anduvimos por todo el mercado Central buscando esa azucena y esa candela que tengo en mi mano. El fotógrafo me sorprendió sonriéndole a mi mamá al hacer la toma.1961.

Por mi parte, estudiar en la escuela del barrio me traía un sabor agridulce ya que me hubiera gustado seguir en la escuela Nicolás J. Bran, por un sentido estúpido de superioridad que se sentía por algunos habitantes al no estudiar en la escuela del barrio. 
Sin embargo estar en la escuelita tenía la ventaja de la cercanía a casa. Los vecinos la llamábamos la "escuelita" porque en 1960 sólo servía educativamente hasta el tercer grado, pero poco tiempo después de nuestro arribo a la colonia, empezaron a construirle el resto de facilidades al edificio, hasta quedar una escuela primaria completa; es decir,  sirviendo hasta el sexto grado de acuerdo al sistema educativo imperante en la época.

En febrero de 1960 comenzó mi vida de estudiante para no terminar jamás. Inició también una etapa de desarrollo consciente de consolidación de aspectos de mi personalidad que me iban a acompañar toda la vida. Por primera vez me vería en un entorno social diferente a la familia y fundé amistades que influirían de forma crítica en mi formación general. En algunos casos amistades que durarían para siempre. 
Tuve un proceso intelectual muy acelerado, aprendí a leer y a escribir en un santiamén. No fui ningún niño prodigio, pero sí de rápido aprendizaje. 

Sicológicamente desarrollé un secreto afán de superar en talentos a los mejores compañeros de la clase. Para el caso, mi compañero Ricardo Oswaldo Sevillano dibujaba figuras de barcos y del personaje de westerns, el Llanero Solitario; pues yo me empeñé en dibujar barcos, al Llanero Solitario y a Mikey Mouse. 
Mi madre siempre se alegraba y me felicitaba por mis dibujos, mostrando un gran orgullo que no me lo expresaba en palabras pero yo percibía claramente. Mi talento para dibujar creció al punto que ya en quinto y sexto grados, las profesoras me mandaban a la pizarra a dibujar mapas, en la clase de Estudios Sociales,  y partes del cuerpo humano en la de Ciencias Naturales. 

Un día de 1965, doña María Luisa, que para entonces era la directora del plantel, entró al aula de sexto grado y al ver el dibujo del sentido del oído en la pizarra, se detuvo para decirle a la profesora: "Qué dibujo más bonito!!!" "Sí, lo hizo Alfredo, bonito verdad?" le repondió Ana Luz, luego dirigiéndose a mí, doña Luisa dijo: "Te felicito Alfredo, hoy le cuento a tu papá lo bonito que dibujás", por toda respuesta le dirigí una sonrisa a la directora. 

Fui escalando los grados de primaria con relativa facilidad, solo tengo que confesar que para matemáticas siempre fui un irremediable desastre. 

MIS PRIMERAS MAESTRAS 


Nunca voy a olvidar a mis profesoras de la escuela primaria: Primer grado: María de Rivera; segundo: Paquita de Merino; tercero la niña Luisa; Cuarto, Elena de Zelaya. Todas estas maestras frizaban sus edades en sus cincuentas y sesentas.

En quinto grado tuve a Victoria Coto, a diferencia de las anteriores, ésta era muy joven, calculo que estaba en sus tempraneros veintes cuando fue mi profesora. Era muy bonita, tenía un toque de sensualidad muy impactante para un preadolescente.  Yo ocupaba el primer pupitre de la línea cercana a su escritorio y por alguna razón ella solía sentarse en una silla frente a mí usando el escritorio de mi pupitre para poner sus notas. Tan cerca de mí se sentaba que cuando hablaba le sentía su fresco y aromático aliento. Mis primeros pensamientos eróticos y experiencias onanistas fueron estimulados por la señorita Coto. 

En sexto grado tuve la suerte de tener a Ana Luz Castaneda, ella también era joven y siguió en mí  la tradición iniciada por la Vicky Coto,  también me enseñó de todo.

EL AMOR


En 1963 conocí dos amores: la Claribel, su nombre era Aída Elizabeth Benavides, pero le llamaban con el alegre nombre Claribel. Era una niña linda miembro de una familia que llegó a vivir a nuestra casa, ya que a estas alturas ya habíamos construído suficientes cuartos hasta para alquilar. Me enamoré (a los 10 añitos), de la Clari desde que la vi. Ella también correspondía el enamorisqueo y fui feliz en mi primera ilusión de amor de cachorritos. 

Mi segundo amor a primera vista fue mi equipo Alianza F.C.  A la Clari la olvidé cuando se fue de la casa, al Alianza lo he seguido amando más y más con el correr del tiempo.


                                 Chivazo! Patio de nuestra casa de la colonia Dreyfus, 1963. 


MI LADO FEMENINO,  CUATRO HOMBRES EN MI VIDA
En 1965 mi hermana Tita trajo a casa una revista que hizo salir de mí el lado femenino que conlleva todo hombre, por viril que se sienta. Me enamoré de cuatro hombres con quienes inicié un amorío del que hasta este día no he salido ni quiero. Dos de ellos ya se me murieron, dos siguen vivos, los cuatro son ingleses, de Liverpool, sus nombres: John, Paul, George y Ringo, conocidos universalmente como Los Beatles.

Ese mismo año me gradué de la escuela primaria. En la velada de Clausura o graduación, representamos junto a mis compañeros Carlos Alberto Valle, Guillermo Rivera, Jorge Alberto Pérez y Rigoberto Martínez, el bellísimo poema El Brindis del Bohemio, del mexicano Guillermo Aguirre y Fierro. Inició así el desarrollo de mis facultades histriónicas que iba a utilizar muy frecuentemente en el gran escenario del mundo representando la obra de mi vida.
Simultáneamente me nació un amor a las bellas letras que morirá conmigo. 
Continuará...

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