Shyima por un tiempo vivió en un helado garage, esclavizada por una pareja egipcia en California. Su caso conmovió a la opinión pública en toda la nación hace diez años. Este mes se convirtió en una flamante ciudadana americana. Good for you Shyima!
MONTEBELLO, California, EE.UU. (AP) — Hace más de una década, Shyima Hall, entonces de 10 años, fue traída a California por una pareja egipcia acaudalada que la obligaba trabajar de criada y a dormir en un garaje oscuro y frío.
Durante casi dos años, la niña planchó ropa, lavó platos y realizó otras tareas caseras, hasta que las autoridades la liberaron.
A mediados de diciembre, Hall se reunió de nuevo con funcionarios, pero esta vez para prestar juramento como ciudadana estadounidense, un paso crucial en su camino a convertirse en policía o agente de inmigración para ayudar a otras víctimas de tráfico humano.
"Ahora puedo seguir adelante con mi carrera y comenzar la vida que quiero tener", dijo la joven de 22 años, con un destello en los ojos, luego de la ceremonia en Montebello. "Es que he esperado por mucho tiempo".
Hall fue enviada a trabajar para una pareja egipcia en El Cairo cuando tenía apenas nueve años. Al año siguiente, Abdel Nasser Youssef Ibrahim y su esposa Amal Ahmed Ewis-abd El Motelib consiguieron que alguien solicitase una visa de turista para la niña y la trajeron a Estados Unidos, según documentos judiciales.
En el 2000, Hall llegó a California, pero se vio limitada a la casa en la que Ibrahim y Motelib vivían con sus cinco hijos. No se le permitía jugar afuera ni con los otros niños, y tenía que dormir en el garaje, sin electricidad, y lavar manualmente sus ropas en un balde, según los documentos.
Ibrahim y Motelib abofeteaban a Hall y le dijeron que la policía la iba a arrestar si la veía fuera de la casa, agregan los documentos, y la pareja dejó expirar la visa de la niña sin renovarla.
Durante casi dos años, ella vivió en el garaje, trabajaba todo el tiempo y no se le permitió ir a la escuela. Un vecino comenzó a sospechar que algo andaba mal y llamó a la policía.
Luego de ser rescatada, Hall fue a parar a la custodia de las autoridades de cuidados infantiles y vivió en varios hogares adoptivos. Finalmente, fue adoptada por una familia en Beaumont y consiguió legalizar su estatus para permanecer en el país y eventualmente recibir la residencia permanente.
Hall — que lleva el apellido de su familia adoptiva — dijo que sintió al final que la familia estaba más atraída por su caso que interesada en ella, y que no apoyaba sus esfuerzos por realizar una carrera, lo que la motivó a irse de la casa y comenzar a vivir por su cuenta.
Se matriculó en una universidad y consiguió empleo. Ahora es supervisora de ventas en una elegante tienda de relojes y trabaja como voluntaria en su departamento local de policía con esperanzas de convertirse en policía. Ahora, con su certificado de naturalización, puede trabajar por su sueño.
"Nadie realmente puede decirte lo que puedes o no hacer ni que no puedes ser la persona que deseas", dijo Hall tras la ceremonia de naturalización. "Yo puedo ser quien quiero ser y eso es lo más importante para mí".
Hall dice que no piensa en el pasado y trata de tener la vista en el futuro. Le gustaría además obtener el pasaporte estadounidense y visitar Egipto para ver a sus 10 hermanos.
Mark Abend, un agente especial del servicio de Inmigración y Aduanas, dice que conoció a Hall cuando era apenas una niña asustada que acababa de ser rescatada por la policía.
Con el tiempo ella comenzó a hablar con los investigadores sobre su experiencia, aprendió inglés, se graduó de secundaria y se convirtió en una apasionada defensora de las víctimas del tráfico humano, hablando sobre sus experiencias en sesiones de entrenamiento realizadas por agencias del orden.
"Que haya pasado por todo eso y aún así mantenido la frente alta sin caer en una depresión grave ... que haya conseguido recuperarse y salir adelante es algo que me asombra", dijo Abend, que asistió a la ceremonia junto con amigos y abogados de Hall.
En el 2006, Ibrahim y Motelib se declararon culpables de retener a Hall en servidumbre involuntaria, trabajos forzados, y asociación delictiva para albergar a un inmigrante ilegal. Ibrahim fue sentenciado a tres años de cárcel y Motelib a 22 meses. La pareja tuvo que pagarle 76.000 dólares a Hall por su trabajo para la familia.
La Associated Press reportó sobre el caso en el 2008 en una serie de artículos sobre la explotación de niños en África.
Motelib fue deportada a Egipto en el 2008. Ibrahim fue declarado sujeto a deportación, pero un juez de inmigración concluyó que podía permanecer en el país.
Ibrahim vive bajo supervisión y se tiene que reportar regularmente ante las autoridades de inmigración, dijo Virginia Kice, portavoz de inmigración y aduanas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario