sábado, mayo 31, 2008
ANICETO MOLINA EN SAN FRANCISCO
En este video, Aniceto "se quiebra" El Peluquero Salvatrucha y Josefina, dos marcas registradas del compositos colombiano muy querido por los salvadoreños. Obsérvese cómo la mara menea el esqueleto al pie del escenario. ¡Vivan los Salvadoreños!
Desde que en 1975 se oyó por primera vez la satírica Josefina, los salvadoreños, muy dados al doble sentido y a la jodarria, iniciamos un amorío con este ícono del arte popular latinoamericano. Amorío que ha sido recompensado con creces por el gran compositor colombiano, quien ha desarrollado un afecto muy especial por nuestro país.
Aniceto Molina Fino ejecutante del acordeón
A El Salvador, Aniceto Molina, quien en abril cumplió 69, le ha dedicado un buen número de canciones y conoce el país como la palma de su mano, detalle que demuestra en sus presentaciones cuando grita a todo pulmón los nombres de nuestras ciudades, especialmente las del oriente del país; parece que San Miguel es su favorita porque hasta ha compuesto El Garrobero, y La Mariscada, dos símbolos de la Sultana de Oriente.
Lo de garrobero, es el mote de los migueleños porque en un tiempo abundaba en la campiña de San Miguel, el famoso reptil. Digo "en un tiempo", porque hoy día ya son historia, el hambre y los nuevos proyectos de construcción, han acabado con las ricas flora y fauna del area.
Lo de la mariscada, en alusión al exquisito plato típico que sirven en los restaurantes de La Pema, muy famosos en San Miguel y Santa Rosa de Lima, yo lo probé por primera vez en Santa Rosa en 1979, cuando en una tarde de jodienda, fui con un grupo de compañeros de la Universidad con quienes trabajábamos de fiscales en oriente; la última vez que degusté el explosivo y delicioso platillo fue en San Miguel en agosto del 2005, un sábado, que fuimos con mi hermano y mi mujer a ver que el Aguila de diera verga al Alianza. Bueno, al menos la mariscada hizo valer la pena el viaje...
El Peluquero Salvatrucha, también es dedicada a nosotros los guanacos.
La mara salvadoreña "moviendo el esqueleto" al compás de las notas ejecutadas por el grupo de talentosos músicos comandados por el icónico Molina.
Yo me moría de las ganas de conocer al gran músico chero de los salvadoreños, y cuando supe que vendría a San Pancho, compré mi boleto para irlo a ver al Tapatío en la popular calle Mission, y anoche (viernes 30 de mayo), me llevé a mi mujer e invitamos a nuestra amiga Doris, y cámara en mano me di gusto fotografiando al ídolo y su grupo musical.
Mi mujercita, todavía con carita de recuperación, pero siempre parrandera, posa con nuestra amiga Doris, en el Club Tapatío.
Demás está decir que el recinto se vio abarrotado y la mayoría de mara salvadoreña movió el esqueleto a ritmo de vallenato.
El célebre músico, rodeado por la seguridad del Tapatío, les dice adiós a sus fans, que le tributan gran respeto y admiración.
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