domingo, mayo 25, 2008

LOS REYES DE LA PAGINA ROJA...

"Los guanacos hijos de la gran puta..."
Roque Dalton











El convicto Alfredo R. Prieto, sentenciado a pena de muerte por un tribunal de conciencia en marzo de este año, escuchó con frialdad y sin asombro –la mañana del viernes anterior- cuando el juez Randy Bellows, de la corte del Condado de Fairfax, Virginia, leyó la sentencia en la que recomienda la ejecución de convicto por el doble crimen cometido con saña al violar a una de sus víctimas en 1988.

El caso del asesinato de Rachael Raver y su novio Warren Fulton, ambos de 22 años, recién graduados de la Universidad George Washington, cuyos cuerpos fueron encontrados el 6 de diciembre de 1988, dos días después del crimen, mantuvo a la policía estatal de Virginia en un enigma del que pasarían más de 16 años para descifrarlo.

La muestra del ADN del violador, encontrada en el cuerpo de Raver, acribillada después de su novio, a quien el asesino obligó a arrodillarse para luego dispararle por la espalda, fue cotejada en 2005 con una base de muestras de ADN, procedentes de todas las cárceles de Estados Unidos.

Fue así como llegaron al paradero del salvadoreño Alfredo R. Prieto, ahora de 42 años, encarcelado en la prisión de San Quintín, por el asesinato y violación de la joven de 15 años, Yvette Woodruff, cometido en Ontario, California, en el año de 1990. En las últimas tres semanas la defensa a cargo del abogado Jonathan Shapiro intentó convencer al juez que el convicto es retrasado mental, lo que lo inhabilita para la pena de muerte.

Sin embargo, después de escuchar a especialistas en salud mental el juez Bellows desestimó los alegatos y firmó la sentencia definitiva, que leyó en frente del convicto en una abarrotada sala del cuarto piso de la corte del condado ubicada en la ciudad de Fairfax. A la que a los periodistas sólo se les permite introducir un lápiz y papel.

El juez Bellows se tomó la palabra y se dirigió a Prieto –quien permaneció esposado y vestido con el overol de la prisión- para decirle que el había arruinado la vida a estas familias y que "quizá ellos (los parientes) nunca terminarán de recuperarse por todo el daño que usted les hizo".

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