Este título de una linda canción de Roberto Carlos, cae de perlas en este post sobre las flores que mi mujer cultiva en nuestra casa...
Mi esposa, el mejor regalo que Dios me dio sin merecerlo, es una amante del buen gusto (...). Es también fanática del trabajo, llega a la frontera con el "workaholismo". No para de trabajar aún en ocasiones en las que su salud está pobre, ella se las arregla para encontrar una excusa y gastar energía.
Uno de sus pasatiempos favoritos es embellecer nuestra casita en San Rafael, California, en donde uno de sus lugares favoritos es el jardín frontal. Arreglar el jardín abre una dimensión en ella que pocos podemos comprender; el resultado final es un pequeño eden que nuestros vecinos disfrutan y no le niegan cumplidos (aunque de vez en cuando se pasan llevando una que otra rosa...nunca faltan de esos).
Da gusto ver a mi amor cultivando las flores en nuestro jardín, y para mí, el jardín es el mejor del mundo cuando ella lo adorna con su presencia.
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