El expresidente Alfredo Cristiani, protagonista del proceso de paz y ahora al mando de ARENA, asegura que los acuerdos que logró firmar con la guerrilla en 1992 fueron nada más un inicio, pero lo suficientemente buenos para tener la democracia actual. Piensa, eso sí, que le toca a esta generación profundizar en la institucionalidad democrática y resolver los desafíos de la centuria.
¿Qué significó para usted comenzar con los acuerdos de paz y firmarlos?
En primer lugar, creo que era una necesidad. Yo veo que la solución al conflicto armado era como la solicitud de la población a quien estuviera en el gobierno. Era tal el problema que cualquier persona que llegara debiera ser su preocupación principal. Nosotros desde el inicio pensamos que una verdadera solución sólo podía ser por la vía política, no por la vía militar. Porque por la vía militar uno puede obtener el resultado que obtuvo Guatemala, donde llegaron a debilitar bastante a los grupos armados, pero no del todo. Y Guatemala siempre era sujeto a que ponían bombas, mataban la gente, es decir, la violencia no se acababa del todo. Fue un proceso que se ofreció para realizarlo y tratar de buscarle la solución al problema que a nuestro criterio era la razón o la única razón justificable para hacer una guerra para optar al poder político. Y eso era que no existían los espacios políticos. Entonces se trataba de profundizar nuestra incipiente democracia en aquel entonces, fortalecer la institucionalidad y de eso se trató los acuerdos. No sólo se resolvió un conflicto interno, sino que se sentaron las bases para arrancar un proceso de fortalecimiento de la institucionalidad democrática.
Si era un anhelo de la población, ya había una experiencia no tan positiva cuando en el gobierno del presidente Napoleón Duarte (1984-1989) hubo una serie de diálogos que no fructificaron. ¿Cuál cree fue la para darle la seriedad que el momento requería para iniciar un proceso y no diálogos esporádicos?
Creo que no fructificó el esfuerzo del ingeniero Duarte, porque no se trató de plantear como un proceso que inicia y tiene un fin, sino que "reunámonos a ver si aquí logramos algo". Se reunieron tres veces (entre 1984 y 1985), la cuarta ya no. Y en las tres veces no salió una agenda de temas que había que tocar. Entonces, como que no fue un esfuerzo ordenado que uno pudiera visualizar aquí comienza y eventualmente más tarde o más temprano se retomara, pero concluye el proceso. Entonces, creo que esa es una de las razones. La otra es que creo que hay muchas cosas que también se dan en su momento. No se pueden dar antes ni se pueden dar después, sino que también hay circunstancias que favorecen a que se den ciertas cosas. Y en el caso ya nuestro, la distensión de la guerra fría fue un elemento que también hizo más factible que se llegara a unos acuerdos. A diferencia de un poco cuando estaba el ingeniero Duarte, que todavía la relación Estados Unidos-Unión Soviética era muy tensa, tal vez no era coadyuvante, porque aquí lo que era la forma caliente de personificar a la guerra fría (conflicto indirecto entre ambas potencias). No es que no tuviera razones propiamente salvadoreñas, pero se dio y se podía dar, tenía continuidad por la guerra fría.
¿Qué tanto podría haber influido para que avanzara la negociación la caída del Muro de Berlín en 1989?
Es que el Muro de Berlín es un símbolo de que se terminó la guerra fría. Por otro lado, una de estas potencias tenía una ideología política específica como la que era la Unión Soviética había aceptado a título personal que era un fracaso y que había que volcarse hacia una democracia. El efecto de la caída del Muro de Berlín era que simbolizó el fracaso de una ideología, pero lo que creo yo que permitió más bien el desarrollo del proceso es la distensión entre La Unión Soviética y Estados Unidos. Aquí pudimos hacer muchas cosas, ya Estados Unidos en pláticas con la Unión Soviética en el sentido de 'miren, ustedes ambos favorezcan el proceso, no la continuidad del conflicto' y la Unión Soviética le cortó todo el flujo de armamentos al FMLN. Incluso hubo averiguaciones de que misiles que se habían entregado al gobierno sandinista de ese entonces habían caído aquí y se le mandaban las armas y ellos identificaban el número de serie y se pudo ir deteniendo eso. El fracaso de la ideología comunista es otro ingrediente porque al fin de cuentas alguna parte del FMLN, que es la parte que todavía sigue vigente dentro del FMLN, cree todavía en esas ideologías ortodoxas que se quedaron sin sustento porque los mismos autores las declararon fracasadas.
Ahora, ya el proceso de la paz a nivel local. Entendemos el contexto geopolítico que usted plantea, pero también estaban bien armados, el FMLN tenía posiciones bastante extremas como por ejemplo disolver a la Fuerza Armada. ¿Cómo fue tomando forma el acuerdo?
La ofensiva es, para mí, uno de los puntos focales del proceso porque era obvio que previo a la ofensiva el FMLN no estaba tomando en serio las pláticas o lo que se había iniciado, ya habíamos tenido dos reuniones: una en México y otra en Costa Rica. Ellos estaban todavía en ese momento por una solución militar y la toma del poder con una supuesta insurrección popular, que es lo que les fracasó en la ofensiva. La población no los apoyó. Lejos de eso se salió de las zonas donde ellos incursionaron y ya hubo una forma para detenerlos y contrarrestar la ofensiva. Fue el resultado de esa ofensiva y lo que ocurre dentro de ella, como el asesinato de los padres jesuitas, también ayudó a que la Fuerza Armada se sintiera que ya no contaba con un apoyo porque no se quería una Fuerza Armada de esa naturaleza, indistintamente, que yo no creo que haya sido institucional la cosa, creo que es un grupo dentro de la Fuerza Armada que le causó un enorme daño a la Fuerza Armada en materia de negociación...
¿Y al Gobierno?
Y al Gobierno también, pero el gobierno digamos lo que fue fuerte y si recuerdan el tema de la Fuerza Armada fue muy complejo de desarrollar. Fue una transición muy especial aquí. Esa ofensiva le enseñó al FMLN que no tenía la capacidad militar de tomarse el poder y que no tenían el apoyo de la población para que hubiese una insurrección. Por otro lado, la Fuerza Armada también se debilita en ese sentido y también ve de alguna manera que los otros no son tan fáciles de derrotar y de ahí se potencia que realmente se tome en serio y es cuando arranca en abril del 90, cuando de verdad arranca el proceso.
¿Qué significa al decir que en abril tomó en serio el proceso como tal?
Pasamos los primeros meses del año. Primero se hizo una reunión a fines del 89 en Costa Rica, donde los presidentes se pronunciaron invitando al secretario de las Naciones Unidas para actuar como mediador, se estuvo preparando. El FMLN acepta y lo invita también. Luego se hizo la primera reunión luego de la "ofensiva final" de 1989, que fue en Ginebra en abril de 1990. Esos tres meses tomó la preparación. Ahí es donde se pauta primero la agenda y después se empieza a hablar de los temas.
Hubo críticas porque al final se le llegó a pedir al FMLN dos cosas: que se convirtiera en partido y que se desarmara, mientras el gobierno asumió una serie de compromisos. ¿Era más para el gobierno que para el FMLN el cumplimiento de los acuerdos?
El Gobierno, como autoridad legítima del país, tenía que cumplir en cuanto al fortalecimiento del órgano electoral, el TSE, la PNC pero eran acuerdos en beneficio del país, no era que el gobierno estuviera cediendo porque a mí no me gustara. Estábamos haciendo esa parte de los cumplimientos porque creíamos que eso iba en beneficio del país. Del FMLN se esperaba que compitieran como grupo político dentro del juego electoral, no con las armas.
Veinte años después, ¿usted siente que esa institucionalidad ha sido positiva para el país?
Creo que sí. De hecho la democracia salvadoreña ha venido comprobando de que en efecto es una democracia. La alternabilidad que se dio hace poco es prueba de ello. Ha habido avances. Lo que tal vez se puede agregar es que como que mucha gente dice 'como hoy la institucionalidad democrática tiene problemas, como que echémosle la culpa a los acuerdos'. Eso es un gravísimo error porque los problemas que había que solucionar es el conflicto armado, que ya no hubiera más muertos, que ya no hubiera más sangre, y que el país se enrumbara dentro de un proceso democrático donde se eligiera libremente a los gobernantes. Cosa que antes no había.
Los acuerdos de paz fueron buenos para lograr el objetivo de corto plazo que generó el proceso de discusión. Pero una vez concluidos formalmente los acuerdos de paz era responsabilidad de la sociedad salvadoreña y sus liderazgos posteriores de continuar profundizando el proceso democrático. De continuar en un esfuerzo por fortalecer continuamente la institucionalidad del país. No era que aquello era algo que iba a ser la Biblia por dos mil años. No, era simplemente algo con que se arranca un proceso nuevo en el país, pero democracia tenemos.
Quiere decir que comprobó que eran un buen inicio los acuerdos de paz. Podemos analizar: ¿Está del todo bien el Órgano Judicial?
Se puede mejorar... Hay enormes quejas de que el sector judicial es uno que nos tiene emproblemados con la delincuencia porque salen libres, siempre habrá problemas en el país y habrá que resolverlos. Lo que se hizo en torno a la Corte Suprema de Justicia no era malo... ni tampoco hay que culparlo porque ahora ocurran estos temas. Tal vez hay señales no muy buenas en el caso electoral. Es la primera vez que un partido político tiene dos puestos en el Tribunal Supremo Electoral, eso sí va en contra del espíritu de los acuerdos . El FMLN en este caso se ha escudado en el sentido de decir 'bueno, es que antes era un 2 a 1 en contra nuestra, hoy se enojan porque es un 2 a 1 en contra de ellos'. Es que no se trata de un 2 a 1, lo que se pactó era que los tres partidos de mayor votación fuesen los tres magistrados. Y nunca perteneció dos magistrados a un solo partido. El cuarto y quinto venían de la Corte. Hoy sí. Hay dos magistrados del FMLN.
EDH