Señoras y señores: las horas de goriletti están contadas.
Las horas de ese hombre que en sus años seniles permitió que una camarilla de poderosos retrógados lo convenciera de que él era el Mesías Prometido que iba a derrocar a Mel Zelaya, un presidente legítimamente constituído e iba a caminar sobre la voluntad de todo un pueblo, están contadas.
Me pregunto quién tuvo la osadía de pensar por unos momentos trágicos que al pujante y luchador pueblo hondureño lo iban a manipular de una forma tan torva y grosera.
Aquellos que creyeron que los hondureños eran lo suficientemente inocentes como para dejarse engañar por una maquinaria apoyada por un grupúsculo de militares arcáicos y corruptos, miserablemente se dieron con la piedra en los dientes.
Aquellos que pensaron por una fracción de segundo que Honduras iba a ser presa fácil de sus ambiciones antihistóricas y repulsivas, no hicieron más que ofender grotescamente la inteligencia colectiva de uno de los pueblos más sufridos de América Latina.
Un pueblo que además de sufrido hoy está pasando por una prueba de resistencia que a todas luces aprobará porque la historia no conoce ni un tan solo caso de un pueblo enardecido que haya sucumbido ante la injusticia y el cinismo de unos cuantos que lo que quieren es llenarse los bolsillos a costa de la sangre, el sudor y el llanto de las mayorías oprimidas.
Pobre Goriletti, en tus años seniles te prestaste a jugar un papel deleznable en la historia soberana de tu país, da lástima que a la edad venerable que tenés y después de toda una carrera limpia, te hayas dejado embadurnar de esencia de mierda, y que hoy estés en la antesala de la historia, pero como una indigna marioneta a quien le ofrecieron un poder fundamentado en el oprobio, y da aun más lástima que los hondureños del futuro te recuerden como un bandido que quiso volar a las alturas de un héroe nacional como Mel Zelaya, y que al final solo le quedó dar paso a la voluntad soberana de su pueblo, y retirarse a un asilo a tirarse peditos de viejito.
He dicho!
Las horas de ese hombre que en sus años seniles permitió que una camarilla de poderosos retrógados lo convenciera de que él era el Mesías Prometido que iba a derrocar a Mel Zelaya, un presidente legítimamente constituído e iba a caminar sobre la voluntad de todo un pueblo, están contadas.
Me pregunto quién tuvo la osadía de pensar por unos momentos trágicos que al pujante y luchador pueblo hondureño lo iban a manipular de una forma tan torva y grosera.
Aquellos que creyeron que los hondureños eran lo suficientemente inocentes como para dejarse engañar por una maquinaria apoyada por un grupúsculo de militares arcáicos y corruptos, miserablemente se dieron con la piedra en los dientes.
Aquellos que pensaron por una fracción de segundo que Honduras iba a ser presa fácil de sus ambiciones antihistóricas y repulsivas, no hicieron más que ofender grotescamente la inteligencia colectiva de uno de los pueblos más sufridos de América Latina.
Un pueblo que además de sufrido hoy está pasando por una prueba de resistencia que a todas luces aprobará porque la historia no conoce ni un tan solo caso de un pueblo enardecido que haya sucumbido ante la injusticia y el cinismo de unos cuantos que lo que quieren es llenarse los bolsillos a costa de la sangre, el sudor y el llanto de las mayorías oprimidas.
Pobre Goriletti, en tus años seniles te prestaste a jugar un papel deleznable en la historia soberana de tu país, da lástima que a la edad venerable que tenés y después de toda una carrera limpia, te hayas dejado embadurnar de esencia de mierda, y que hoy estés en la antesala de la historia, pero como una indigna marioneta a quien le ofrecieron un poder fundamentado en el oprobio, y da aun más lástima que los hondureños del futuro te recuerden como un bandido que quiso volar a las alturas de un héroe nacional como Mel Zelaya, y que al final solo le quedó dar paso a la voluntad soberana de su pueblo, y retirarse a un asilo a tirarse peditos de viejito.
He dicho!
1 comentario:
¿Sera Fredy? a ese hijo de su mamá lo veo mas prendido en el poder que una garrapata de un chucho
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