Tras entrar brevemente en Honduras, como acto simbólico, el depuesto presidente Manuel Zelaya, volvió a cruzar la frontera con Nicaragua en la localidad de Las Manos para evitar ser arrestado.
Zelaya cruzó acompañado por su canciller, Patricia Rodas, mientras que en la ciudad hondureña de El Paraíso, miles de manifestantes eran retenidos por los militares, informó la Agencia Boliviana de Noticias (ABN). Antes de su llegada, el mandatario depuesto pidió a las fuerzas militares que "no usen la violencia, ya que tengo el derecho legítimo de regresar a mi país y atender el mandato que el pueblo hondureño me dio".
El depuesto mandatario y sus simpatizantes levantaron la cadena que marcaba la frontera y caminaron unos metros hasta un cartel que decía "Bienvenidos a Honduras", donde Zelaya se detuvo a esperar a su familia.
Muy cerca, militares formaban un cordón equipados con escudos antimotines y cascos para impedirle el paso.
"Le pedí comunicación con el Estado Mayor a ver si podemos solucionar esto", dijo Zelaya a periodistas, al tiempo que afirmó que buscaba un arreglo a la situación que llevó a la peor crisis de las dos últimas décadas en Centroamérica.
"Ni yo puedo gobernar con una oposición tan grande como la que me ha hecho la oligarquía, ni ellos pueden gobernar sin el pueblo, sin el presidente que eligió el pueblo", agregó.
Zelaya, un empresario maderero liberal que a mitad de su mandato giró a la izquierda y se alió al presidente venezolano Hugo Chávez irritando a empresarios y políticos incluso de su propio partido, fue expulsado de la presidencia por un grupo de militares y llevado a Costa Rica.
El canciller interino, Carlos López, dijo que Zelaya sería arrestado si ingresa al país, donde enfrenta cargos de supuestamente violar la Constitución con su intento de referendo para extender el mandato presidencial.
Antes de que llegara el derrocado presidente, decenas de hondureños que marchaban a su encuentro en la frontera fueron dispersados con gases lacrimógenos cuando intentaban romper un cerco militar en territorio hondureño cerca de Las Manos, dijo un testigo de Reuters.
Muchos en Honduras temen que su retorno desate violencia. Un joven murió el 5 julio cuando soldados abrieron fuego contra manifestantes que esperaban a Zelaya en el aeropuerto de Tegucigalpa en su primer intento de retomar el poder.
Mientras tanto, el Gobierno de facto adelantó el toque de queda el viernes para las 12 del mediodía (1800 GMT) hasta las 6.00 hora local (1200 GMT) del sábado en la frontera con Nicaragua.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, reaccionó de inmediato a la presencia de Zelaya en la frontera.
"Hemos exhortado consistentemente a todas las partes a evitar cualquier acción provocativa que pueda conducir a la violencia. El esfuerzo del presidente Zelaya por llegar a la frontera es irresponsable", djio Clinton a periodistas.
DECISION APRESURADA
Sindicatos y opositores al golpe realizaban el viernes nuevos cortes de carreteras en Tegucigalpa, en el segundo día de un paro general que ha transcurrido hasta ahora sin incidentes, mientras miles se manifestaban en la ciudad de San Pedro Sula a favor del Gobierno interino.
Zelaya partió a la frontera después de dar por agotadas las conversaciones de ambas partes en Costa Rica y pese a la resistencia de Estados Unidos, que apoya su restitución pero continúa apostando por una solución negociada.
"Esto no contribuye al esfuerzo más amplio para restaurar el orden democrático y constitucional en la crisis de Honduras", dijo Clinton.
El retorno de Zelaya desafiando la orden de arresto implica un revés para Estados Unidos en la pulseada por la influencia en América Latina contra el venezolano Chávez.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, dijo que la decisión de Zelaya era "apresurada", y recordó que el Gobierno de facto todavía no comunicó oficialmente su rechazo a un acuerdo diseñado por el presidente costarricense, Oscar Arias. El Congreso en Tegucigalpa planeaba discutir el lunes la propuesta de Arias.
Pero, la viceministra interina de Relaciones Exteriores, Martha Alvarado, dijo a Reuters que el retorno de Zelaya al poder -meollo de un acuerdo formulado por Arias- está fuera de discusión. El depuesto presidente, al que le faltaban siete meses para terminar el mandato, dijo sin embargo que el diálogo está agotado y no tiene nada que perder.
Los presidentes del Mercosur acordaron el viernes desconocer cualquier acto que emane del Gobierno interino en Honduras, incluyendo la celebración de elecciones, agudizando su presión para que Zelaya sea reinstaurado en el poder.