lunes, diciembre 10, 2007

DE LA CUMBRE DE CHILE

Lunes, 03 de Diciembre de 2007

HUGO Y EL REY

Dagoberto Gutiérrez


La Cumbre de Santiago de Chile transcurría como todas las anteriores, los jefes de estado Iberoamericanos reunidos y pareciendo dueños de las sonrisas mas eternas y de los perfumes mas solemnes y por supuesto, de los discursos mas elegantes sobre todo a la hora de referirse a las democracias y las libertades de los pueblos y los desarrollos y progresos de las economías.

En esta cumbre en la capital de Chile, participaron el Rey de España y el Jefe del Gobierno Español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Este país tiene importantes inversiones en el continente y Don Juan Carlos de Borbón parece ser un importante gestor de negocios de las mas importantes empresas españolas, no cabe duda que tan importante personaje sabe desempeñar con eficiencia esta importante función, no resulta casual, por eso, las multifacéticas relaciones que España tiene con sus antiguas colonias de Ultramar y el papel de su monarquía en el trabajo empresarial.

Sin embargo esta cumbre resumió el ambiente continental actual y pasó de ser, con celeridad, un foro áulico a un lugar y momento en el que la realidad más real empezó a retozar.

Esto quiere decir que de la forma cortesana se pasó a la esencia y de la retórica abstracta se paso a la realidad concreta y, como el punto mas elevado del proceso político continental lo expresa la Revolución Bolivariana de Venezuela, fue este el punto de inflexión.

El Presidente Hugo Chávez, con sobrada razón y derecho, abordó el siempre encendido tema de la participación extranjera en los asuntos internos de nuestros países y específicamente, la participación del gobierno Aznar, anterior al de Zapatero, en el golpe de estado que lo derrocó temporalmente; sabido es que el gobierno Aznar fue un gobierno de ultra derecha, estrecho aliado de la Casa Blanca y a poyo de todo lo que represente amenaza contra los procesos progresistas o revolucionarios.

El dialogo o discusión abierta involucró, lógicamente, al presidente Español Rodríguez Zapatero y como suele ocurrir los temas encendidos se abordan con palabras también encendidas y cuando no hay costumbre ni preparación, ni habito, ni escuela, ni espíritu, ni vocación de debate, este se convierte en lo que no es, provocación, y deja de ser lo que es, debate político, probablemente así lo sintió el soberano español que fuera de si y olvidando que estaba como invitado en casa ajena y con jefes de estado, con total descontrol de su ánimo mandó callar al Presidente Hugo Chávez, como si fuera un Rey en su corte tratando con sus cortesanos.

El imponente soberano equivocó el escenario o y la época.

Este episodio es una magnífica revelación del momento y hasta de la época que estamos viviendo y no resulta casual que en uno de los extremos del evento se encuentra España.

Resulta que las heridas históricas producidas por la invasión española a nuestra tierras aun permanecen abiertas y las cuentas pendientes, gigantescas deudas políticas, culturales, económicas y ambientales, siguen pendientes, esto lo sabe el gobierno Español y también el Rey su Majestad Don Juan Carlos y lo saben también los pueblos del continente; por supuesto que en estos tiempos España invade, como lo hacen otros, con su capital, sus empresas y su tecnología, en esencia es el mismo interés mercantil que movió a la invasión de hace quinientos años con la diferencia contextual de los procesos revolucionarios que cruzan y entrecruzan las sociedades del continente.

Este es un evento de gran importancia política que como tal no puede verse desde la buena costumbre ni desde el recato por que toda esta dimensión moral no se domicilia necesariamente en las relaciones internacionales ni en la encendida lucha de clases planetaria, por eso el debate y el descontrol del soberano español ha de inscribirse en los textos políticos actuales de nuestro continente y no en los manuales de la urbanidad cortesana que su majestad conocerá muy bien. Pero que no se aplican a nuestros pueblos.

Resulta buena noticia que estas cumbres sirvan, al fin, para hablar claro y para exponer los intereses reales de cada quien, por eso tomando en cuenta esos intereses constantes y sonantes que España se juega en y con Venezuela, el gobierno Español parece interesado en que las relaciones económicas con la revolución venezolana no se perjudiquen, esta resulta ser una posición muy realista, muy empresarial y muy actual.

La revolución Venezolana goza de muy buena salud pese al encono de sus enemigos y se encuentra ahora en un momento decisivo de su vida, cambiando el juego que se juega con reglas que ya fueron cambiadas.

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