(Manifiesto a la Nación. XXII Convención Nacional del FMLN. Diciembre 17 de 2006)
Hace ya más de 2 años el FMLN formuló al país un llamamiento de unidad, a fin de preparar el camino para un cambio en la conducción del Estado, cuando ya se hacían evidentes los fracasos de la política económica y social neoliberal y se profundizaba el retroceso político autoritario. Entonces subrayamos la urgencia de unir fuerzas para hacer realidad ese cambio, tan anhelado por el pueblo salvadoreño, y ofrecimos la organización y las capacidades de nuestro Partido para hacer posible una poderosa alianza, que incluyese a todos los sectores más avanzados de la vida nacional, y que fuese capaz de iniciar una transición hacia el desarrollo y la democracia en El Salvador.
Nuestra invitación a la unidad del pueblo se materializó en las elecciones presidenciales, contando con el impulso y la destacada contribución del ahora Presidente Electo Mauricio Funes y su compañero de fórmula, Salvador Sánchez Cerén. Los resultados electorales del 15 de Marzo confirman que la amplia unidad de diversos sectores nacionales era clave para hacer posible el Cambio que el pueblo reclamaba. Ese día, el pueblo salvadoreño demostró ante si mismo y ante el mundo su madurez democrática y su estatura política, votando por la esperanza y el cambio, en medio de una feroz campaña de terror. Con este histórico logro se abren ahora para El Salvador nuevas avenidas, para avanzar con determinación hacia la justicia social, mediante la superación de la pobreza, la exclusión y las enormes desigualdades en la sociedad. Se presentan nuevas oportunidades para inaugurar una ruta de crecimiento con equidad, fomentando la inversión productiva y la generación de empleo decente. A nadie le debe quedar duda alguna: apoyaremos como Partido todas las políticas del nuevo Gobierno que tengan como prioridad a los sectores más pobres y olvidados de nuestra sociedad y que son parte esencial del Programa de Gobierno que ofrecimos al país en la pasada contienda electoral.
Con el cambio en la conducción del país El Salvador se reinserta con dignidad, respeto e independencia a la comunidad internacional. Se ampliarán por lo mismo, las posibilidades de una mayor cooperación, desinteresada y solidaria, de las naciones amigas a favor del desarrollo humano de los salvadoreños y salvadoreñas. También, a partir del 1 de junio, el país retornará a la ruta diseñada en los Acuerdos de Paz, que vislumbraban, más allá del cese del conflicto armado, la construcción de una sociedad democrática, un auténtico Estado Constitucional de Derecho, instituciones fuertes y confiables para la ciudadanía, el pleno respeto a los derechos humanos y la reconciliación nacional.
EL FMLN, en su nueva condición de Partido de Gobierno, impulsará tesoneramente la UNIDAD NACIONAL, en momentos en que la economía mundial atraviesa una severa crisis y que heredamos un escenario económico doméstico caracterizado por un lento crecimiento y una baja productividad , escasez de financiamiento, desempleo y la desarticulación de sectores productivos claves, como la agricultura y la pequeña y mediana industria. Grandes acuerdos en materia fiscal, financiera y salarial son urgentes e imprescindibles. Como partido promoveremos iniciativas para conseguir cuanto antes tales acuerdos.
Proponemos a todos los sectores políticos y sociales del país lograr rápidamente entendimientos que aseguren avanzar con celeridad en la reforma política del Estado, con miras a profundizar la democracia y volver irreversibles los avances del país en esa materia. La reforma electoral es inaplazable. La sociedad salvadoreña tiene derecho a un sistema electoral transparente y justo. Debemos además trabajar rápidamente en materias como la descentralización del Estado y la transparencia en la gestión pública. Nuestro Partido trabajará fuertemente en que se amplíen y fortalezcan los espacios de participación ciudadana en los asuntos públicos y que la voz del pueblo sea escuchada.
Hoy se abren oportunidades para superar el viejo esquema de tráfico de influencias y privilegios, y redoblar el combate a la corrupción También se posibilita un nuevo enfoque para garantizar la seguridad ciudadana, que reclama grandes esfuerzos de parte del Estado. Nuestra gente tiene derecho a la tranquilidad y a la protección efectiva de su vida y de sus bienes. La comunidad empresarial espera también mayor seguridad para tomar decisiones de inversión y crear con ello nuevos puestos de trabajo.
El panorama social del país presenta enormes desafíos, que asumiremos con responsabilidad y determinación. En un contexto nacional y global que se ha complicado en los últimos meses, y que ya se evidencia negativamente en la reducción de las remesas familiares y las exportaciones, la lucha contra el hambre y por la seguridad alimentaria, en tanto prioridad del nuevo Gobierno, recibirá todo nuestro respaldo. Así mismo apoyaremos la ejecución de planes de emergencia en materia de salud y erradicación del analfabetismo.
El FMLN reafirma su compromiso de continuar encabezando los esfuerzos de unidad nacional para llevar al país al camino del desarrollo humano, la democracia y la paz. El Programa de Gobierno que ofrecimos al país en la recién concluida elección presidencial contiene las grandes guías para ese fin. La victoria electoral, que ha sido un logro de todo un pueblo valiente y ansioso de cambios, no nos llena de soberbia ni intransigencia. Convocamos a todos los sectores de la vida nacional a asumir una actitud proactiva y propositiva. A los que respaldaron nuestra propuesta en las elecciones, y también a los que la adversaron, los invitamos a asumir patrióticamente su papel, inaugurando una nueva época en la historia política del país: la época del diálogo y la concertación como métodos para resolver los problemas de nuestra patria El Salvador.
Se inaugura un cambio histórico para la Patria. Un cambio que no hubiese sido posible sin la participación masiva y decidida del pueblo salvadoreño, y sin la inspiración de las ideas y el ejemplo que nos heredó Monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien antes de su sacrificio advertía: "El martirio es una gracia de Dios que no creo merecer. Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea la semilla de libertad y la señal de que la esperanza será pronto una realidad.". En esta hora de victoria le rendimos tributo a varias generaciones de líderes políticos, sociales y espirituales de tantas luchas por la democracia, los derechos humanos, la justicia social y la independencia patria. Homenajeamos a la figura insigne de nuestro compañero Schafik Jorge Handal y nos comprometemos a seguir siendo siempre, como él lo proclamara aquel memorable 16 de Enero de 1992, “…maduros y enérgicos impulsores de los cambios hace mucho tiempo anhelados por la inmensa mayoría de los salvadoreños”.
COMISIÓN POLÍTICA
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