Mi programado viaje a Egipto me dio la oportunidad de visitar dos ciudades mundiales en una improvisación de película: Nueva York y Londres.
La idea de viajar a El Cairo desde Nueva York fue más conveniente que viajar desde San Francisco ya que el precio del boleto de avión se redujo considerablemente, y a la Gran Manzana, mi mujer y yo viajamos gratis, porque nuestra hija es aeromoza de Jet Blue, la relativamente nueva línea aerea americana, que ha adquirido un éxito fenomenal por su política de dar a todos sus pasajeros un tratamiento de primera clase.
Así es que el viernes primero de agosto abordamos un vuelo nocturno desde Oakland, Califas, a NY, a donde arribamos por la mañana del sábado y la pasamos súper bien con Ramón e Imelda (hermana de mi mujer), quienes viven en esa ciudad cosmopolita.
Por la noche al aeropuerto JFK, el itinerario para El Cairo incluiría una escala en Londres, Inglaterra, a donde llegaríamos a las nueve del domingo 3 de agosto, y esperaríamos 8 horas, por tanto decidimos ir a echar un vistazo a la gran capital inglesa.
Aproveché para tomarme un par de fotos en la Abadía de Westminster, en donde por alguna razón siempre me había perdido de traerme recuerdos en instantáneas.
La idea de viajar a El Cairo desde Nueva York fue más conveniente que viajar desde San Francisco ya que el precio del boleto de avión se redujo considerablemente, y a la Gran Manzana, mi mujer y yo viajamos gratis, porque nuestra hija es aeromoza de Jet Blue, la relativamente nueva línea aerea americana, que ha adquirido un éxito fenomenal por su política de dar a todos sus pasajeros un tratamiento de primera clase.
Así es que el viernes primero de agosto abordamos un vuelo nocturno desde Oakland, Califas, a NY, a donde arribamos por la mañana del sábado y la pasamos súper bien con Ramón e Imelda (hermana de mi mujer), quienes viven en esa ciudad cosmopolita.
Por la noche al aeropuerto JFK, el itinerario para El Cairo incluiría una escala en Londres, Inglaterra, a donde llegaríamos a las nueve del domingo 3 de agosto, y esperaríamos 8 horas, por tanto decidimos ir a echar un vistazo a la gran capital inglesa.
Como los salvadoreños no necesitamos visa para entrar en el Reino Unido y Londres me es muy familiar pues he estado aquí varias veces, del aeropuerto Heathrow tomamos la "Picadilly Circus Line" del tren subterránero o "underground", como le llaman los londineneses, y en cuarenta y cinco minutos ya estábamos disfrutando de una de las ciudades más finas, exquisitas y hermosas del mundo.
Aproveché para tomarme un par de fotos en la Abadía de Westminster, en donde por alguna razón siempre me había perdido de traerme recuerdos en instantáneas.
ANOTHER RAINY DAY IN NEW YORK CITY
Siempre había querido dar ese título de la clásica canción del grupo Chicago, a una entrada en mi blog y nunca se me había dado, ya que nunca estaba lloviendo cuando había venido a la Babel de Hierro, hoy se me dio.
Un brunch a la salvadoreña en el restaurante Bahía de Brooklin es siempre indispensable cuando visitamos esta ciudad (al fondo, un parroquiando le entra despiadadamente a una pobre pupusita...snif...)
Chubasco a la entrada del Restaurante Bahía, luego de tomar esta foto, corrí al restaurante y llegué empapado a ordenar mi comida salvadoreña que no iba a probar en los próximos 10 días.
LONDON BRIDGE IS FALLING DOWN, FALLING DOWN, FALLING DOWN
Aunque este no es el London Bridge, sino el Westminster Bridge sobre el Támesis, qué importa, ambos están en Londres, al fondo, el Palacio de Westminster, y la célebre Torre del Big Ben.
¡Al fin una foto frente a la Abadía de Westminster en Londres!
Mi mujer disfruta del suave Underground Picadilly Circus, en Londres al aeropuerto Heathrow después de una supersónica incursión por la flemática capital inglesa.
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