lunes, agosto 25, 2008

LA ESFINGE, EL GUARDIAN DEL DESIERTO

-¿Cómo llaman los árabes a la Esfinge?
-Abu al-Hol.
-¿Qué quiere decir?
-El Padre del terror.
-¿Y qué edad tiene?
-Nadie lo sabe, es tan antigua, que presenció la niñez del mundo...


En realidad, al ver detenidamente este monumento, lo menos que causa es terror, para más joder cuando pájaros negros se posan en su cara su imágen se vuelve aún más pavorosa. Sin embargo estamos frente al más grande modelo de escultura colosal antigua.


Los hombres que construyeron esta obra quisieron eternizarla y eternizarse y lo lograron. La Esfinge aún conserva intacta su majestuosidad capturada de manera impecable por sus constructores; las reconstrucciones computarizadas hacen ver una cara bella, aunque a los espíritus vergonzosamente endebles, como el mío, los espante.


Esta extraña criatura que reprenta simultáneamente la fuerza de un león, la inteligencia de un hombre y la espiritual serenidad de un dios, silenciosamente nos enseña la inescapable necesidad de auto control que tenemos los humanos, de pasar del estado animal, al cuasi divino, al cual solo llegan pocos iniciados: Cristo, Buda, Ghandi, para el caso...No estoy reinventando la rueda, esa es una lección elementalísima que se deduce de solo ver con algún detenimiento el apoteósico monumento.


Hay un elemento sobrenatural en este ser de piedra, algo divino que emana espiritualidad y saneamiento del alma. La majestuosa serenidad de la Esfinge me dijo que yo puedo perfectamente ser un faraón, un rey, no para gobernar sobre otros, sino un rey que ejerza un gobierno sobre mí mismo, una lucha titánica per se.

La Esfinge es un predicador de piedra dándonos un sermón a todos los que tengamos oídos para oír.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Chivo

ALFREDO CAMPOS dijo...

Ja, ja, ja, me llega tu comentario bro!
Gracias por estar siempre pendiente de mi changarro JC!

FC