Los seguidores de "El mago", que con su voz llevó el tango desde los arrabales de Buenos Aires a París, Nueva York y el resto del mundo, volvieron a desfilar con sus ofrendas en la tumba del artista en el cementerio porteño de Chacarita, donde descansan desde 1936.
El Museo de Gardel, situado en la casa del barrio de Abasto donde el artista vivió con su madre, Berta Gardés, fue además escenario de un recital de tangos como corolario de una exposición sobre el fallecimiento del artista, ocurrida el 24 de junio de 1935.
Fue una conmemoración "austera" en vista de la pasión de los argentinos por el fútbol, comentó el presidente del Centro de Estudios Gardelianos, Enrique Espina Rawson, al indicar que el grueso de los actos de homenaje al artista fueron aplazados hasta después del Mundial de Sudáfrica.
"Carlitos, que fue hincha fanático del Racing Club, habría estado de acuerdo y seguramente estaría tan entusiasmado como el resto de los argentinos por el buen desempeño de la selección", aseguró.
Este año también se cumplen 120 años del nacimiento del artista, el 11 de diciembre de 1890 en Toulouse (Francia), por lo que a partir de mediados de julio comenzará una serie de actos en honor al "Morocho del Abasto".
El mausoleo de Gardel, que incluye una estatua del artista a la que los amantes del tango le suelen poner un cigarrillo encendido, está adornado con flores y ofrendas de todo tipo.
"El mito y la leyenda de Carlitos siguen vivos", apuntó Espina Rawson.
EL MAGO
Gardel dejó un legado de un millar de grabaciones discográficas y una veintena de películas y musicales, además de haber sido pionero del tango canción y de los vídeos musicales. El "Sos Gardel" se mantiene como la frase con la que se elogia a una persona en grandes ciudades de Argentina y Uruguay, sobre todo en Buenos Aires y Montevideo, en las dos orillas del Río de La Plata, donde "Carlitos" es sinónimo de "grande" y se le llama "mago" por las maravillas que hacía con su voz de barítono.
Fue actor y productor cinematográfico, pero "cada día canta mejor", según el latiguillo popular que acompaña a su mito, además arropado por su fama de galán, sus peripecias románticas y su afición por "los burros" (carreras de caballos).
"Voy a ver a mi vieja (madre), pronto. No sé si volveré, porque el hombre propone y Dios dispone. Pero es tal el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como si fuera hijo propio, que no puedo decirles adiós, sino hasta siempre", dijo el "Zorzal Criollo" un día antes de su muerte por los micrófonos de la radio La Voz de la Víctor en Bogotá.
Gardel cantó por última vez el tango "Tomo y obligo" desde el balcón de la sede de la emisora ante una multitud que le aclamaba. El 24 de junio de 1935, el avión que le conducía desde Medellín a la también colombiana Cali chocó en su despegue con otro estacionado a un costado de la pista, lo que causó una explosión que mató a 12 de los 15 ocupantes de ambas aeronaves.
La tragedia, presenciada por miles de personas que habían ido al aeropuerto para aclamar a Gardel, cortó una gira iniciada en Puerto Rico y Venezuela y que debía seguir en Panamá, Cuba y México para retornar luego a Buenos Aires.
El féretro del popular cantante fue acompañado por un largo cortejo fúnebre hasta el cementerio de San Pedro en Medellín, donde permaneció hasta fines de 1935, cuando comenzó un penoso traslado por varios países que concluyó en el cementerio porteño de Chacarita, el 6 de febrero 1936.
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