En la “Nueva gramática de la lengua española”, que se presenta hoy en el país, “se pretende describir, de manera amplia, los rasgos lingüísticos que se consideran “cultos” o generales del español tanto americano como peninsular”, menciona Miguel Ángel Quesada Pacheco.
Este lexicógrafo y dialectólogo tico explica que cada academia enviaba sus comentarios a Madrid, además de estar representada por un consultor a cargo, y que también formaron una comisión permanente de la gramática en la que representaban a los países según regiones geográficamente cercanas que reflejaran una forma de habla similar.
¿Y cómo organizar la labor de los 123 colaboradores de la “Nueva gramática”? Ignacio Bosque, académico español coordinador de esta obra, sostuvo que sin las nuevas tecnologías hubiera sido imposible, porque antes el proceso duraba varios años. Esta vez se utilizaron bases de datos, corpus informatizados, internet, correo electrónico y otros recursos: “Hace 20 años, sin ir más lejos, no podríamos haber emprendido un proyecto así”.
También relata la dificultad de ciertas cuestiones referidas más a la valoración normativa de una construcción, pero que se han respetado “las peculiaridades lingüísticas de cada área”. Como ejemplo citó: “En los textos de los mejores escritores americanos se encuentran expresiones como ‘adelante de la casa’ o ‘abajo de la escalera’. En España solo se consideraría correcto decir ‘delante de la casa’ y ‘bajo la escalera’, pero el uso al que me refiero está extendido entre personas cultas en muchos países americanos y hay que presentarlo como tal. Se trata de describir lo mejor posible la variación que existe, y sobre todo la valoración que corresponda a las opciones que se registran en cada lugar”.
Érase una vez en 1998…
El encargo formal de dedicarse de forma definitiva a la nueva edición de la gramática del español, tras un par de intentos previos, recayó en la RAE, cuando en Puebla, México, se llevó a cabo el XI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española en 1998. La Academia Chilena, que registra el prólogo de la “Nueva gramática”, tomó la iniciativa para que la RAE buscara el consenso.
Matías Romero, académico salvadoreño que presentará mañana la “Nueva gramática”, rememora: “(Como El Salvador) llevábamos observaciones de las normas de ortografía de que la palabra ‘guion’ no debe llevar tilde porque es monosílabo y no requiere tilde diacrítica, mientras que ‘guía’, por ejemplo, sí debía llevar. Cuando la presentamos, a algunos académicos españoles no les gustó” (a Víctor García de la Concha, director de la RAE, en particular, recuerda). Pero valió la pena: “A partir de eso viene que los monosílabos no se tildan”.
“Eso es lo maravilloso ahora”, sostiene Romero. “Los españoles han sido muy abiertos y comprensivos para que entren las peculiaridades de América” en esta obra: “Cuando se refieren a ciertos usos de América o de ciertas zonas de España, se dice que este es el uso más corriente o popular, pero tienen cuidado para no condenar los usos nuestros”.
Por ejemplo, al inicio de la obra recurren a “El segundo libro del trópico”, de Arturo Ambrogi, de 1916: “Las chispas vuelan como pifia de inflamados rubíes”, junto a Gabriel García Márquez en “Cien años de soledad”: “Le hacía falta tanta concentración para engarzar escamas, incrustar minúsculos rubís en los ojos”, para hacer referencia a la alternancia válida del plural ‘–es’ y ‘–s’ en sustantivos y adjetivos acabados en ‘–í’ tónica.
De esta forma van desglosando afirmaciones y ejemplificando a lo largo de la obra. Para ello resultó fundamental contar con diversidad de fuentes de documentación. Y es así que, en la lista de citas de autores, está desde fray Bartolomé de las Casas con la “Historia de las Indias” y otros tres libros, hasta Diego Armando Maradona, con su “Yo soy el Diego”. Y esta es la diversidad que refleja la “Nueva gramática”, el primer libro de esta disciplina lingüística que reconoce como válidos los usos que del español hacen los más de 350 millones de hablantes en América.
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