Como decía Mao Tse Tung: El agua que se estanca se pudre yen agua podrida solamente pueden criarse ratas.
La verdad, arena desde su nacimiento fue un partido con un virus mortal para los intereses mayoritarios de El Salvador. Su principal instigador, Mario Sandoval Alarcón, el despiadado esbirro guatemalteco mentor de D'abuisson, aconsejó a la derecha salvadoreña la creación del tristemente célebre partido.
Curiosamente Sandoval Alarcón se reunía en Guatemala con D'abuisson cuando aquél doblegado por un cáncer en la garganta, balbuseaba palabras proyectadas a la creación de una institución que le hiciera frente a la guerrilla del FMLN, en esos días muy fuerte, y que luchara con sus mismas armas, que creara un ejército clandestino que provocara terror, a la par de un partido político que aglutinara las fuerzas más recalcitrantes del país, incluyendo una pequeña burguesía ansiosa de notoriedad y más que feliz saboreando migajas de poder entre la que sobresalían profesionales con historia de represión desde sus posiciones en el poder (Ricardo Avila Moreira, Carlos Alfaro Castillo), por descontado las fuerzas tradicionales en el bloque del poder en El Salvador que, sin estar necesitados de notoriedad, tenían la sartén por el mango y no la iban a soltar.
Volviendo sobre mis pasos: Sandoval Alarcón le da las armas a D'abuisson para la creación de un partido que jugara sucio. Hasta el nombre arena llevaba el mensaje subliminal del polvo marino que se le tira a los ojos a un enemigo para derrotarlo en una pelea sucia. Paradójicamente años más tarde el sicópata ex mayor retirado del ejército nacional, se extinguía víctima de la misma enfermedad de su mentor: un letal cáncer en esa garganta que tantas órdenes fatídicas dio y que tantas vidas le costó a los pobres de El Salvador.
Ahora el cáncer se sigue regando en el cuerpo del partido sucio, ese cáncer manifestado a través de una división que ya no pueden esconder; división que es el resultado de su estancamiento, de su falta de renovación producto de la carencia de elementos nuevos que traigan planes y proyectos políticos que logren salvar al partido y menos al país, y muy a pesar de haber ido a desempolvar sus cajones de escarnio, en un movimiento por demás patético, haciendo emerger a líderes quemados como Cristiani y Calderón Sol, en un pobre intento de recuperar terrenos perdidos tras el aplastante triunfo del FMLN en las ya célebre victoria de marzo.
¿Qué va a pasar ahora con el infame partido? Quién sabe, los analistas son los que tienen las respuestas a este tipo de preguntas.
Lo que soy yo predigo que el cáncer que le transmitió su verdadero padre Sandoval Alarcón, está comenzando a dejar ver su sarcoma.
La verdad, arena desde su nacimiento fue un partido con un virus mortal para los intereses mayoritarios de El Salvador. Su principal instigador, Mario Sandoval Alarcón, el despiadado esbirro guatemalteco mentor de D'abuisson, aconsejó a la derecha salvadoreña la creación del tristemente célebre partido.
Curiosamente Sandoval Alarcón se reunía en Guatemala con D'abuisson cuando aquél doblegado por un cáncer en la garganta, balbuseaba palabras proyectadas a la creación de una institución que le hiciera frente a la guerrilla del FMLN, en esos días muy fuerte, y que luchara con sus mismas armas, que creara un ejército clandestino que provocara terror, a la par de un partido político que aglutinara las fuerzas más recalcitrantes del país, incluyendo una pequeña burguesía ansiosa de notoriedad y más que feliz saboreando migajas de poder entre la que sobresalían profesionales con historia de represión desde sus posiciones en el poder (Ricardo Avila Moreira, Carlos Alfaro Castillo), por descontado las fuerzas tradicionales en el bloque del poder en El Salvador que, sin estar necesitados de notoriedad, tenían la sartén por el mango y no la iban a soltar.
Volviendo sobre mis pasos: Sandoval Alarcón le da las armas a D'abuisson para la creación de un partido que jugara sucio. Hasta el nombre arena llevaba el mensaje subliminal del polvo marino que se le tira a los ojos a un enemigo para derrotarlo en una pelea sucia. Paradójicamente años más tarde el sicópata ex mayor retirado del ejército nacional, se extinguía víctima de la misma enfermedad de su mentor: un letal cáncer en esa garganta que tantas órdenes fatídicas dio y que tantas vidas le costó a los pobres de El Salvador.
Ahora el cáncer se sigue regando en el cuerpo del partido sucio, ese cáncer manifestado a través de una división que ya no pueden esconder; división que es el resultado de su estancamiento, de su falta de renovación producto de la carencia de elementos nuevos que traigan planes y proyectos políticos que logren salvar al partido y menos al país, y muy a pesar de haber ido a desempolvar sus cajones de escarnio, en un movimiento por demás patético, haciendo emerger a líderes quemados como Cristiani y Calderón Sol, en un pobre intento de recuperar terrenos perdidos tras el aplastante triunfo del FMLN en las ya célebre victoria de marzo.
¿Qué va a pasar ahora con el infame partido? Quién sabe, los analistas son los que tienen las respuestas a este tipo de preguntas.
Lo que soy yo predigo que el cáncer que le transmitió su verdadero padre Sandoval Alarcón, está comenzando a dejar ver su sarcoma.
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