El 28 de junio de 1963 vio la luz una de las grandes obras maestras de la literatura universal, "La Rayuela", novela que revolucionó el quehacer literario en español de mano de la editorial Sudamericana.
Este libro influyó en la narrativa y escritores de aquella época la catalogaron como el prólogo del "boom latinoamericano", que marcó el fenómeno editorial del continente entre 1960 y 1970.
"La Rayuela" relata la historia de un amor frustrado entre Horacio Oliveira, un intelectual argentino, y Maga, una uruguaya, en el París de los 50. Al perder a su amada, Oliveira debe volver a Argentina donde la nostalgia lo vuelve loco.
Su publicación se convirtió en un acontecimiento para la élite cultural argentina y, pese a las críticas, alcanzó rápidamente un éxito de ventas hasta lograr 14 ediciones en 10 años en Buenos Aires.
El mundo entero empezó entonces a contagiarse de aquella obra que proponía dos modos de lectura, una de forma tradicional y la otra con un tablero para que el lector empezara por donde quisiera.
Según los críticos, "La Rayuela" es un "collage" compuesto por 155 capítulos que puede ser leída de muchas formas, la clásica que acababa en el capítulo 56 y otra que inicia en el capítulo 73, en una lectura laberíntica, como un juego de rayuela y por eso su nombre.
En palabras del propio Julio Cortázar, en una entrevista realizada por el periodista español Joaquín Soler , "los lectores de Rayuela la han aceptado en su conjunto como un libro y en ese sentido es una novela como cualquier otra".
"A mí se me ocurrió, y se muy bien que era una cosa muy difícil escribir un libro en donde el lector en ves de leer la novela consecutivamente tuviera diferentes opciones. Esto lo iguala con el autor porque también tiene diferentes opciones al escribir el libro, posibilidades de elecciones de dejar de lado una parte del libro y luego otra o leerla en orden, crearse un mundo en el cual el lector desempeña un papel activo y no pasivo... Lo que se les reclama es una acción más participativa", explicaba Cortázar sobre su novela.
El argentino, además, indica que aunque no era un escritor de métodos, confiaba mucho en su oído para saber por dónde ir: "Hay una especie de ritmo que no tiene nada que ver con la rima o las aliteraciones. Una especie de latido que si no está en lo que yo hago es una prueba de que no sirve y que hay que tirarlo para volver a empezar", comentaba Cortázar en aquella época.
Según Mario Noel Rodríguez, poeta salvadoreño, La Rayuela es una novela experimental. "Yo leí la Rayuela por primera vez en 1974, en una publicación de la Editora Sudamericana. La leí de la primera forma y de la segunda; me encantó , pero yo siempre decía que de Julio Cortázar hay que leer primero sus cuentos, sus ensayos y luego llegar a su obra compleja o célebre como la Rayuela", explicó Rodríguez.
"Yo pude conocer a un hombre grande, pero niño al mismo tiempo que a través de su literatura tocaba fibras de ternura. Me encontré con nombres del mundo del jazz que para él eran familiares, también del mundo de la pintura; yo sentía extraño no darle una lectura como las novelas de Vargas Llosa, de Carpentier, de Cabrera Infante que eran lecturas más fluidas", dice.
Este poeta también menciona que a Cortázar hay que leerlo en su totalidad. "En los ensayos aunque sea erudito siempre se burla del mundo, hasta creó una máquina para leer Rayuela, la máquina célibe. Entonces, todo eso en su conjunto nos lleva a considerar a Julio un escritor digno de leerse", explicó.
Rodríguez también considera que en Latinoamérica si rompió con la narrativa y que Julio Cortázar es uno los iniciadores de esta vanguardia. "La novela reta al lector, lo provoca y a través del lenguaje giglico en uno de los pasajes lo cuestiona", añade este escritor.
Para el nicaragüense Sergio Ramírez, este medio siglo ha sido fundamental en la literatura hispanoamericana y "La Rayuela es un libro que rompió los diques con el que yo me identifico generacionalmente. Estoy leyéndolo de nuevo y me encuentro que la novedad sigue presente en el libro, todo lo lúdico, a mí me sigue fascinando", menciona Ramírez.
Por otra parte, Matilde Sánchez, periodista argentina, en su artículo publicado en el diario El Clarín, afirma que uno de los aspectos singulares de este libro es que, "pese a tratarse de una novela formalmente innovadora y, por lo tanto, de lectura exigente, tuvo gran impacto popular".
Para Mario Vargas Llosa la obra de Cortázar abrió puertas inéditas. "Ningún otro escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar, ni hizo del mismo un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y provechoso", manifestó este escritor.
Mario Muchnik, amigo personal de Cortázar durante décadas mencionó también que la primera vez que leyó la obra le pareció un jueguecito y lo decepcionó.
"Ahora que ya tengo una edad le diría a Cortázar que no eran necesarios esos saltos y esas rupturas. Debajo de esos artificios tenía una gran novela", recalcó Muchnik.
Para Josefina Delgado, escritora y directora de la Colección Protagonistas de la Cultura Argentina "Rayuela es hoy lectura obligada en muchas escuelas argentinas que vende unos 30,000 ejemplares al año en América Latina".
"Julio Cortázar está presente. No importa el género ni la edad. En cualquier bandera contra el prejuicio que hoy queramos levantar. Está con nosotros", concluye Delgado.
Celebración internacional
Para conmemorar las bodas de oro de esta "antinovela" como el mismo Julio Cortázar decía, París ha preparado para los viajeros que buscan asomarse al arco que da a Quai de Conti un viaje mágico organizado por el Instituto Cervantes.
Cada visitante podrá fabricar en su mente su itinerario personal de la ciudad, una de sus grandes protagonistas. Mientras el París cultural se prepara para conmemorar el 12 de febrero de 2014 el centenario del nacimiento del autor , el Cervantes de la capital del Sena celebra el 50 aniversario de "Rayuela" con una exposición, un diccionario y una ruta virtual.
La muestra, comisariada por Juan Manuel Bonet, permite seguir de diferentes maneras los encuentros y desencuentros de Horacio Oliveira y de sus amigos, gracias a la personalísima relación que Cortázar mantenía con las ciudades, a las que decía considerar "siempre" como mujeres.
"Mi relación con ellas ha sido siempre la de un hombre con una mujer", explicaba el autor de "Historias de famas y cronopios" en 1962.
Así lo recordó el escritor José María Conget en la presentación de esta ruta de la que es responsable y que, bajo el título de "¿Encontraría a la Maga?", lleva desde el muelle de Conti hasta el cementerio de Montparnasse, donde está enterrado Cortázar.
El tablero del paseo al que se accede por la página de la sede parisina del Cervantes conduce a lo largo de los capítulos de la novela por el recorrido metafísico y existencialista de sus personajes "en la parte de acá", la de París, siendo "la parte de allá" la que sitúa la acción en Buenos Aires.
Desde el "Quia de Conti", situado en el céntrico distrito VI de París, empieza uno de los dos recorridos posibles que Cortázar ofrece a su lector, con la pregunta "¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo de la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río ..."
En México también 55 artistas visuales mexicanos pintaron su propia 'rayuela' en el suelo para rendir tributo a esta famosa obra en su 50 aniversario. "De la Tierra al Cielo. 50 años de Rayuela" es un proyecto multidisciplinario que incluye pintura, fotografía, dibujo, y música. Además en octubre, la editorial Alfaguara publicará un Cortázar inédito, un libro extraordinario del escritor y que muestra una faceta poco conocida del autor, bajo el título "Clases de literatura".
Tomado de EDH
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