martes, mayo 28, 2013

SACRIFICIO EN HAWAII

Miembros del Seminario de capacitación para la enseñanza de español avanzado. Universidad de Hawaii.

En el verano del 2001, Judy Colton, mi directora en esos días, me llamó a su despacho y me hizo saber que se me habían asignado las clases de español avanzado para el siguiente año, y aunque ella era consciente de que mi español era el mejor de todo el estado de California (ejem..!), tenía que ir a recibir un entrenamiento sobre estrategias para enseñarlo, porque así lo requería la ley del estado, y que el tal entrenamiento solo lo iba a ofrecer ese año la Universidad de Hawaii.

Al final me preguntó si quería ir a recibirlo, que era de salir a finales de julio, que lo pensara.

Luego de pensarlo una larguísima milésima de segundo, le respondí así como a regañadientes que la profesión de maestro también signica “sacrificio” y que estaba dispuesto a afrontarlo con estoicismo y valentía.

Para cumplir el mandato sagrado de “juntos en el bien y en el mal, en la calma y en la tormenta”, me llevé a mi mujer, quien me miró a los ojos con resiganción y arriesgando hasta su trabajo me dijo “yo te prometí un día seguirte a donde fueras y ahora se pone a prueba mi promesa.”

Liamos nuestros bártulos, nos fuimos a la isla de Uahu, y mientras por la mañana yo recibía mi entrenamiento en la Universidad, por las tardes nos íbamos a consolar a la playa de Waikiki, y por las noches a cenar a los restaurantes y luego a disfrutar los espectáculos de Honolulu, para calmar la pena.

El sacrificio duró una cortísima semana, pero regresé muy capacitado para dar mis clases, con un certificado de la Universidad de Hawaii, y con las huellas del sacrificio en la espalda☼



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