lunes, febrero 18, 2008

ROSAS ARCO IRIS Y TU

♪Si yo fuera rey, todo daría yo
solo por tenerte cerca, muy cerca de mí
El cielo es siempre azul, solo si estás tú
siendo mis riquezas: rosas arco iris y tú♪
Enrique Guzmán

Tenía un incalculable montón de años de no escuchar esa canción que Enrique Guzmán le cantó a Silvia Pinal en el día de su casamiento. Al cantarla a la par, en una costumbre muy latina heredada de los españoles, mi mente voló a los días de antaño, cuando la Dinorita me enviaba papelitos con Caco en los que me decía que nos viéramos "allá por el gimnasio en dos días".

Palabra que no veía pasar las horas para que llegara el bendito día y hablar con ella de las más cuidadosamente seleccionadas trivialidades que en la vida existieron: De las canchas de afuera del masivo edificio, nos íbamos de la mano para el parque Cuscatlán.

-Ando ahuevado porque el cura Cabrera me sacó de clase solo porque me estaba riendo; 
-Fijate que mi papá me compró el LP de Los Supersónicos y está bien chivo, 
-"No'mbre, a propósito, Juan Rodolfo Suncín, el hermano del requinto de los Supersónicos, Víctor, es mi compañero en el colegio y me ha conseguido pases para irlos a ver a la Feria"...
Y otras cosas de importancia capital.

Nos conocíamos desde niños. Éramos vecinos. Mi hermano y yo llegábamos a jugar a su casa, con su hermano Luis Ernesto y su primo-hermano Edgardo (Caco.) Pero llegó un momento en el que ella de doce y yo de catorce, nos empezamos a ver con otros ojos; y yo ya no iba a su casa por jugar con su hermano y su primo-hermano. Y un día sábado en la tarde conspiramos para que fuera yo solo a su casa a oír un Long Play de los Rolling Stones, mientras su mamá y su papá andaban en misa, y con el fondo de Mick Jagger vociferando "I can't get no satisfaction", un niño y una niña entraron al reino del amor con un tierno beso cuyo chasquido hizo ensordecer a Jagger.

Tiempo más tarde, el clásico romance Don Bosco-Divina. La espera del bus para ir al colegio era nuestro punto de encuentro entre semana. Me gustaba su estilo distinguido y su actitud de importancia consciente, que irradiaba una arrogancia que la hacía brillar entre todas las bichas del barrio. Casi intimidaba al resto de la mara que la veía y trataba con un respeto reverencial. Todos, menos yo: yo la trataba de "vos", la veía con amor y la besuqueaba cuando nos veíamos en el parque o nos despedíamos en el bus. Días sagrados.

Hoy mi noviecita está delicadita de salud. Yo ya le mandé un papelito con Caco diciéndole que la espero pasado mañana en el Cuscatlán para que hablemos de los días del Don Bosco y la Divina, pero que llegue con su actitud arrogante, su vestido verde de anillos en la pechera, que le queda bien bonito, y bien sanita .

Ah! Y que le voy a llevar "Rosas Arco Iris y tú...!"

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