viernes, octubre 25, 2013

RECORDANDO A LIL MILAGRO RAMIREZ, PARTE III

PERFIL 

Poeta revolucionaria, egresada de Derecho de la Universidad de El Salvador
- Vegetariana
- Tocaba guitarra y piano
- Lectora asidua
- Nació el 3 de abril de 1946
- Estudió la secundaria en el Instituto Cervantes
- Clandestina desde 1971
- Capturada en Sonsonate en 1977 en una casa de la Resistencia Nacional
- Hay un poemario de ella publicado en el 2003 por el Departamento de Letras titulado “Del Hombre del tiempo y del amor”
- Algunos documentos recuperados son cartas de toda su militancia, correspondencia en la clandestinidad, cartas y reproducciones de éstas que transcribía a máquina, fotografías, etc.

Aquí la tercera y última parte de su carta a su padre en la que declara su amor por su familia, su pueblo, y su lealtad a la causa revolucionaria.


Y es que verdaderamente la revolución es una guerra entre ricos y pobres, y uno debe decidir al lado de quién va a estar, no hay términos medios, hay que luchar contra los fusiles y las armas y eso únicamente puede lograrse levantando al pueblo de su postración y demostrándole que hay un camino para vencer, pero sólo puede lograrse estando en el pueblo no desde de afuera, no protegido uno, sino sufriendo con ese mismo pueblo, viviendo como él vive, comprendiéndolo desde adentro, siendo parte suya para que cuando un revolucionario que ha pertenecido a la clase burguesa le diga al pueblo: hay que luchar, este pueblo le crea, porque lo ve junto a él exponiéndose de igual forma y no de lejos acorazado en sus privilegios de clase. Por eso estoy aquí, que no te duela padre tener una hija revolucionaria, que no te importe la crítica de esa sociedad que explota a los pobres, piensa que los 25 años de tu vida que tú entregaste a una lucha en la que creías, tienen su fruto en mí, que tú hiciste lo que correspondía a tu momento histórico que yo no hago más que ser tu heredera, que continuar una lucha que aprendí a querer a través de ti.

Tú quizás no sabes lo orgullosa que yo me sentía cuando en un mitin o una manifestación se me acercaba alguien que estaba allí luchando como yo y me preguntaba con asombro: ¿Es cierto que tú eres hija de Chepe Ramírez? Y comenzaban a hablar de ti, de tu valor, de lo mucho que te conocían por tus rebeldes posiciones jamás nadie me dijo de ti, que te hubieras acobardado y cuando me identificaban como hija tuya me decían que tenía yo razón de ser como era, esa es tu obra en mí. ¿No pensaste nunca que tenías junto a ti un testigo de tu comportamiento y que yo iba a querer dar testimonio de ser digna hija tuya? Pues era así.

Yo se que a raíz de incidentes familiares de hace muchos años tomé para contigo una actitud hostil, que me cerré y que jamás te he hablado como hoy, porque a pesar de todo, mi madre, noble como es, nunca permitió que te guardáramos rencor, y el cariño que tú como padre te habías sabido ganar jamás decayó en mi corazón. Cierto que te juzgué, que te critiqué, que tal vez inconscientemente creí que no debía demostrarte admiración, pero uno madura y comprende que no hay hombres sin errores, y ahora, de ti lo que queda en mi corazón es la nobleza que siempre has tenido, el optimismo y la alegría que te han caracterizado y que yo he heredado indudablemente, has sido un padre lleno de comprensión y de ternura, siempre quisiste respetar nuestra libertad y cuántas veces debes haber intervenido para que mamá nos comprendiera mejor y no se dejara llevar solamente por su inconmensurable cariño materno; y cuando yo me venía, a pesar de que no fui sincera contigo -y por eso esta carta en que quiero que me conozcas mejor- no me hiciste el mínimo reproche, a cambio de eso, me dijiste que pasara lo que pasara mi madre y tú estarían siempre ahí, dispuestos a acudir a mi llamado. A pesar de que he llorado un poco escribiéndote, me siento en paz con mi conciencia, posiblemente ahora queden claras muchas cosas mías, quizás me comprendas mejor y puedas hacer menos insoportable el sufrimiento de mi madre por saberme lejos.


He sabido que a raíz del juicio farsa que se sigue en los juzgados, Yolanda Pineda se ha dado a la tarea de decirle a todo el mundo que ella puede conseguir un abogado que por una buena cantidad de dinero (que debe ser astronómica) se haría cargo de mi defensa judicial, aquí quiero pedirte un favor, no vayas a contratar abogados, ni menos lo que ella te proponga, porque tendrías que pagar un dineral inútilmente, y lo que es peor, porque iría contra mis actuales principios, cuando uno se ha declarado contra una sociedad que sabe injusta, no puede admitir hacerles el juego y yo que soy abogado infieri, y que no quise doctorarme en señal de protesta a esa sociedad burguesa, sé la farsa que significa un juicio amañado por los intereses del gobierno. 


Por otro lado, defenderme de la acusación de ser revolucionaria es, en cierto sentido, negarlo, y no quiero que hayan equívocos ni ante el pueblo ni ante nadie, estoy consciente de mis actos, y soy responsable de mi conducta revolucionaria, sólo el pueblo y la historia pueden ser los jueces en este asunto, por lo tanto, espero que no vaya a pasarme lo que a algunos compañeros, que su familia les ha puesto defensor pensando que ellos lo desean así, por eso te lo pido directamente, deja que se levante ese teatro, que me calumnien cuanto quieran en su prensa vendida y me hagan aparecer como vulgar delincuente, yo sé que no lo soy y me dolería ver que se confunde la opinión pública, ya que si los revolucionarios salimos defendiéndonos al estilo de la justicia que combatimos por falsa, y evadimos nuestras responsabilidades aprovechando los privilegios de esa sociedad contra la cual luchamos, ¿quién va a creer en nosotros y en nuestra lucha? No es por medio de la “justicia” burguesa que van a resolverse los problemas del hambre y del subdesarrollo.

Que no te duela a ti ni a mi madre verme señalada por quienes son los verdaderos culpables de esta guerra, por los que durante las audiencias judiciales, exigen justicia y al salir de ellas, ordenan a la guardia que torture y asesine. Lo que si te prometo, es que no voy a traicionar a la revolución, que primero quiero morirme dignamente que ser traidora de esta causa popular. Aunque yo sé que sin mi firma, difícilmente podría presentarse un defensor, pienso que puede hallarse alguna manera de hacerlo –¿ya ha sucedido no?- por eso creo que es mi deber aclararte este punto, porque de seguro que ustedes estarán sumamente preocupadas por encontrar la forma de demostrarme su angustia y su interés, y pueden los leguleyos convencerlos que hay que hacer algo al respecto.

 Si quieren ayudarme, ya habrá otra forma, sería necio negarte que una ayuda económica me sería enormemente provechosa, porque como comprenderás, este no es un lecho de rosas, la vida de un profesional revolucionario está llena de sacrificios, como lo está la vida de esos pobres por los cuales uno está luchando. Pero, si no están en condiciones de eso, despreocúpense al respecto, el pueblo es generoso y aunque pobre, sabe compartir lo poco que tienen.


Me doy cuenta que no te he dicho como me encuentro y de seguro que se preocupan por eso, en lo personal estoy perfectamente bien, ni desequilibrios físicos ni trastornos nerviosos de ninguna clase, no se preocupen, pues, por mi salud.

Bueno papi, por hoy es bastante, que Dios los bendiga siempre y que lo que he podido decirte les sirva en algo para tranquilizarlos o al menos para comprenderme un poco mejor. Te incluyo un poema que escribí para tí, en el día de tu cumpleaños, espero que te guste y te demuestre una vez más lo mucho que te quiero y te admiro.
Te besa tu hija 
Lil

LO QUE TE DEBO A TI
Y llegarán tus nietos a besarte,
Y llegarán tus hijos
Para rodear la mesa que presides,
.... y habrá un puesto vacío...

En una cualquier calle de la ciudad,
Sonriente como siempre
Caminarás así, como despreocupado.

Este día no tengo más que darte
Si no un dulce recuerdo,
Si acaso estas palabras
Tal vez un muy lejano pensamiento,
Y sobre todo padre déjame agradecer
Que me enseñaste a amar la libertad
Y a respetar al pueblo,
De aquel tu noble corazón brotó sin duda
Esta chispa que ahora sin duda me consume
Y tu voz proclamante
Despertó para siempre mi conciencia

Tú que fuiste rebelde a tu manera
Que conociste el sacrifico de la entrega,
Que sufriste la violencia de cárceles y exilios
Me has hecho comprender
- aunque tú no lo sepas-
que todo el sacrifico del pasado
está exigiendo un hondo compromiso
y en mí tu sangre renovada
se desborda impetuosa
y reconoce su destino 

Noviembre/14/70.

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