Lil Milagro Ramírez, Hayde, fue una miembro clave de la lucha revolucionaria en El Salvador. Su
ideología y la conciencia revolucionaria le hicieron abandonar el
Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP después del asesinato del
poeta Roque Dalton, el 10 de mayo de 1975. El mismo día Lil Milagro Ramírez fundó el movimiento militar Resistencia Nacional, RN, con la colaboración de Ernesto Jovel, Eduardo Sancho, Julia Rodríguez y otros. El brazo armado del RN fue la Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional, FARN .
En adición a una nueva dinámica para el intelectual tradicional, Lil Milagro Ramírez introduce género en la ecuación de la radicalización. Su testimonio de fuerza, coraje y rebeldía frente a la tragedia inminente es una alegoría de la juventud de la clase media, que se unió al movimiento .
No sólo ella desafía los roles de género de machismo, la domesticidad y la aquiescencia general de la mujer, sino, sin proponérselo, reprende a quien no siguen sus convicciones. Sus convicciones no solo vienen de su investigación académica , sino también de las enseñanzas de sus padres. Por otra parte , su comprensión de la opresión histórica latinoamericana y su capacidad de articular a un público más amplio fue una luz de guía para muchos que se uniieron al movimiento revolucionario salvadoreño en esos días.
Sabiduría pupular
Aunque Lil fue una escritora voraz durante la revolución, este análisis se centra en su viaje hacia una conciencia radical, que es evidente en la carta que le escribió a su padre en el verano de 1971, de la cual publicamos la parte dos.
En adición a una nueva dinámica para el intelectual tradicional, Lil Milagro Ramírez introduce género en la ecuación de la radicalización. Su testimonio de fuerza, coraje y rebeldía frente a la tragedia inminente es una alegoría de la juventud de la clase media, que se unió al movimiento .
No sólo ella desafía los roles de género de machismo, la domesticidad y la aquiescencia general de la mujer, sino, sin proponérselo, reprende a quien no siguen sus convicciones. Sus convicciones no solo vienen de su investigación académica , sino también de las enseñanzas de sus padres. Por otra parte , su comprensión de la opresión histórica latinoamericana y su capacidad de articular a un público más amplio fue una luz de guía para muchos que se uniieron al movimiento revolucionario salvadoreño en esos días.
Sabiduría pupular
Aunque Lil fue una escritora voraz durante la revolución, este análisis se centra en su viaje hacia una conciencia radical, que es evidente en la carta que le escribió a su padre en el verano de 1971, de la cual publicamos la parte dos.
Yo volví en julio del 69, en octubre
formaba ya parte de la dirigencia de la juventud a la cual habíamos entrado un
buen grupo de los antiguos social cristianos de la universidad, con el fin de
hacer del partido un instrumento al servicio de la causa del pueblo,
conscientes de que en la actualidad no lo era, pero, con la esperanza de
transformarlo desde adentro.
Estaban próximas las elecciones, nuestra tesis por entonces, era que el partido
no se debía prestar a un juego electoral, ya para entonces la venda se había
caído de muchos ojos y se criticaba en forma abierta a la guerra. Hubo en el
partido un seminario pre eleccionario y ahí peleamos porque el partido se
pusiera en posición combativa, recuerdo que la juventud tenía claro que por la
vía eleccionaria no iba el pueblo a llegar al poder en este país, sin embargo,
aún teníamos miedo de afirmar que se debía buscar otro camino y mucho menos de
decir que la vía armada era la solución para América Latina, como lo estaba
siendo en el Vietnam y como lo había sido a través de toda la historia; y
cuando se nos planteó la pregunta de si el partido no estaba formado para
buscar el poder por medio de las elecciones, para qué debería servir,
comenzamos a ser débiles, y al fin la solución que se tomó fue un poco rara:
antes que luchar por nuevos éxitos electorales deberíamos luchar por adquirir
poder social, esto es, por buscar apoyo popular, organizar al pueblo,
concientizarlo despertarlo y no engañarlo diciéndole que con una votación
ganaría el poder.
Y si acaso, en una votación se lograba
algo, el ejército llegaría a un golpe de estado y por las armas impondría de
nuevo la dictadura militar como es su costumbre. Dijimos que las elecciones
deberían aprovecharse como tribuna del pueblo para decir las verdades y no como
medio para llegar al poder, y así nos embarcamos. Un nuevo error, el partido
estaba empapado hasta la médula del sistema eleccionario, las elecciones eran
su principio y su fin, su factor aglutinante y su espina dorsal.
A pesar de todo nos creímos capaces de
hacer algo más, y confiamos en que estando organizados podríamos llegar al
pueblo y hablarle, despertarlo y hacer que comenzara un proceso revolucionario,
pero no contábamos con las limitaciones naturales de nuestro radio de acción,
no previmos que cuando se entra al juego electoral todo lo demás carece de
sentido, y que al optar por las elecciones estábamos admitiendo el sistema
“democrático” de estas sociedades burguesas y renunciando automáticamente a
cualquier otro medio de lucha, y dándole al gobierno la oportunidad de fingir
que éramos un país libre y democrático, en donde la oposición tiene “derecho” a
competir en procesos electorales y a ser derrotada por el voto popular,
permitimos una vez más que ellos pusieran en juego su mecanismo de fraude
electoral y volvieran a ganar amparados en una falsa legalidad.
A las tres semanas de campaña política
a la que nos entregamos con el entusiasmo propio de la juventud, habíamos
perdido nuestra orientación, sólo se trataba ya de ganar, los días que siguieron
fueron absorbentes y nos obnubilaron por completo en medio de la campaña,
creamos el movimiento femenino, esto desvió más nuestra atención (al menos en
lo que a mí respecta) y como tuvimos un éxito inesperado, nos lanzamos a esta
tarea con mucho entusiasmo, creyendo que algo podía lograrse en el futuro,
organizando a la mujer políticamente, pero olvidábamos que la estábamos
organizando bajo un pequeño partido burgués y no revolucionario. La realidad de
un derrota innegable y rotunda nos hizo caer de golpe y porrazo en la realidad,
ese golpe nos llevó de nuevo a la reflexión, y lo que pensábamos antes se hizo
más maduro y definitivo.
En Semana Santa la juventud tuvo una
reunión y allí nos sinceramos bastante, si seguíamos en el partido, las cosas
iban a ser siempre iguales, estaríamos toda la vida preparando elecciones y
perdiendo el tiempo y dejando que el oportunismo y la demagogia que estaban a
la orden del día prostituyeran nuestra labor que por otra parte era inútil para
la revolución, no era en un partido burgués donde iba a comenzar el proceso
revolucionario, porque sus dirigentes eran de ideología pequeño burguesa y le
hacía el juego al gobierno, eran oposición mientras no llegaran al poder, pero
una vez en él, no estaban dispuestos a realizar los cambios profundos que una
revolución exigía, porque eso iba contra sus propios e intereses personales.
De nuevo comenzamos a pensar que era
otro el camino, pero esta vez, el grupo era más reducido, y teníamos además que
afrontar la realidad cara a cara, en el país no había una verdadera vanguardia
revolucionaria, tenía que crearse a partir de cero, una organización de
izquierda que le sirviera al proletariado y que fuera capaz de desarrollar
nuevos métodos de lucha, en esto no éramos nada originales, Guatemala habría
llegado a esa conclusión hacía casi 10 años y los demás países de Sudamérica,
con Uruguay a la cabeza, andaban por el mismo camino. Nuestra propia
experiencia nos lo señalaba ahora, el enemigo de clase era poderoso y tenía un
ejército y armas que no dudaba en usar contra el pueblo y no era ciertamente
con las manos vacías y el pecho al descubierto como la revolución triunfaría y
llegaría al poder, comprendimos que las clases económicamente poderosas estaban
en pie de guerra contra el pueblo desde hacía muchos años, robando y explotando
al amparo de las armas.
No me digas por favor que tú no llegaste nunca a esa conclusión porque
mentirías, si crees que yo no te he admirado toda la vida por tu idealismo y
entrega a la causa del pueblo te equivocas, nadie como yo para beber tus
palabras, aprovechar tu experiencia y seguir tu ejemplo. Yo era sólo una
adolescente, tenía apenas 14 años cuando te vi desesperarte porque veías que la
Junta Revolucionaria que había llegado al poder iba a ser derrotada, tú siempre
nos hablabas a la hora de las comidas de lo que ocurría en la política y
recuerdo que nos dijiste que habías llegado hasta el despacho de Fortín Magaña
y le habías advertido que sino se armaba a un sector del pueblo y tenía en la
Junta un poder militar que la respaldara, poco iba a durar la luna de miel para
el pueblo, y tenías toda la razón, de nuevo el ejército hizo de las suyas y el
pueblo desarmado y el gobierno revolucionario, indefenso, fue apartado del
poder que tantos sacrificios y vidas valiosas le había costado obtener, tan
fácilmente como uno se quita una hormiguita del cuerpo. Un poco más adelante,
todavía lleno de ese idealismo que te ha hecho exponer la vida una y otra vez,
escribiste una carta abierta al ejército, haciéndolo responsable de la
represión y del futuro del país.
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