AUTOBIOGRAFIA
"Tú sabes hasta dónde has llegado solo si te detienes a ver de dónde has comenzado"
Floyd Patterson, Campeón Mundial de boxeo.
LOS CINCUENTA
UN MESON
Una mesón en El Salvador es una unidad habitacional caracterizada por un buen número de piezas, generalmente de mala, o en el mejor de los casos, mediocre, calidad de construcción. Cuenta con un patio en el centro del edificio en el cual hay lavaderos con baños y letrinas para el uso común de sus moradores.
Los mesones en San Salvador surgen a principios del siglo
XX para brindar albergue a inmigrantes de otras regiones del país. De acuerdo a la ley salvadoreña una vivienda adquiere la categoría de mesón cuando tiene cuatro o más cuartos dados en alquiler. Son habitaciones de muy bajo costo y en ocasiones de
solo un cuarto sin divisiones. Están diseminados en las diversas colonias de San Salvador,
aunque también los hay en toda la república,
Quiénes viven en un mesón? Los más pobres de una area urbana. Albergan a familias muchas veces con un
gran número de integrantes que pagan un relativamente bajo alquiler mensual por los cuartos.
Tienen un encargado que ostenta "el poder" y el prestigioso título de mesonero, que atiende los asuntos del inmueble. Algunas de sus funciones son recoger el dinero del alquiler, barrer el patio, y hacer reparaciones que no requieran mayor experticia. Ocasionalmente hace las veces de mediador en conflictos, que abundan entre los inquilinos, y es quien tiene contacto directo con el dueño de la propiedad.
Tienen un encargado que ostenta "el poder" y el prestigioso título de mesonero, que atiende los asuntos del inmueble. Algunas de sus funciones son recoger el dinero del alquiler, barrer el patio, y hacer reparaciones que no requieran mayor experticia. Ocasionalmente hace las veces de mediador en conflictos, que abundan entre los inquilinos, y es quien tiene contacto directo con el dueño de la propiedad.
Hoy día abundan en El Salvador mesones en un estado muy
deplorable, algunos no son ni siquiera habitables, sin embargo aun se atreven a morir, antes que a vivir allí, familias que son trágicamente acuciadas por la pobreza, porque en El Salvador, según estadísticas de Naciones Unidas, familias enteras viven con treinta centavos diarios.
En todos los países pobres hay este tipo de vivienda aunque con nombre variados, en México por ejemplo, las llaman vecindades, en Brasil, fabelas, en Argentina, vías miseria, en Perú, chabolas, y callampas en Chile. En El Salvador se llaman mesones, y en uno de estos nací yo.
LOS CINCUENTA, DESCUBRIENDO LA VIDA
(Foto)Circa 1953, Col Luz de San Salvador de pie, mi tía Toña, mi madre conmigo en su regazo, mis hermanas Tita y Dina.
Ingresé al escenario de la vida a las doce y treinta del medio día del Miércoles 24 de diciembre de 1952, en el nada atractivo mesón La Bolsa ubicado sobre la calle Gerardo Barrios en el mero centro de San Salvador (aunque mi primo Toño, primer hijo de mi tía Toña, dice que yo digo que nací en La Bolsa por jactancia, ya que en verdad, nací en el mesón Rodríguez, conocido como el Hoyo, tributario del mesón La Bolsa. Bueno yo le voy a creer más a mi mamá, y ella me dijo que había nacido en la Bolsa.) Soy el tercero de cuatro hermanos que llegamos a este mundo a través del vientre de doña Marta López, soy el primer varón, lo cual me hizo un ser muy especial ante sus ojos.
El nombre de mi papá era Jesús Campos, oriundo de Chinameca, un pueblo de San Miguel en el oriente de El Salvador, rara coincidencia que mi abuela materna también haya nacido allí.
Por la línea materna mis abuelos fueron: Rosa López y Jesús Guandique, por la línea paterna fueron Ester Quintanilla y Aureliano Campos. Mi abuelita llegó a trabajar de sirvientía a una de las casas de los ricos Guandique (en aquel tiempo, dueños de la hacienda cafetalera El Pacayal, de Chinameca), y, como es tradición en El Salvador, uno de los hijos de los patrones, el susodicho Jesús, la sedujo, y de esa relación salió mi madre.
De los Guandique heredé mi ancestro holandés, lo digo sin asomo de jactancia, pero con mucho orgullo*; por el lado Campos heredé mi ancestro mulato, lo digo sin asomo de vergüenza, y también con mucho orgullo. El resto de mis hermanos son Blanca Dina, Marta Angélica, mayores que yo y José Guillermo, mi menor, los tres ellos forman parte indeleble en mi vida.
(Foto) Circa 1953, Col Luz de San Salvador, mis hermanas y mi abuelita, la mesita en la que estoy sentado es la que ocupaba mi mamá para leer las cartas.
PERFIL DE MIS PADRES
Mi madre fue una mujer de mucha determinación, no llegó más allá del cuarto grado de primaria pero ella soñaba mucho y trabajaba para hacer realidad sus sueños, el principal fue el de educar a sus hijos. A pesar de haber tenido un trabajo muchísimo más que humilde, leía la baraja española, pudo arreglárselas para educarnos. En mí ella plantó la idea de ser un día abogado y se le concedió.
Otro rasgo especial de mi mamá, era que siempre le gustó lo exquisito y refinado.
Mi papá fue muchísimo más conservador y conformista con lo que le daba la realidad, también tuvo trabajos humildes, cuando se conoció con mi mamá era sereno en San Salvador, del concesionario de carros CIDEMA, hoy DIDEA. Por su extracción campesina no tenía más aspiraciones que vivir este día; en cuanto a sus hijos, se conformaba con que tuvieran un oficio decente, sastre o barbero, por ejemplo; no le interesaba la alta educación, otros dos hijos que tuvo con otras señoras antes de conocer a mi madre, nunca pasaron de peones. Ese lado de mi papá lo detestaba mi mamá.
En todo caso, mi papá poseía una sólida inteligencia, un innato afán de saber y una curiosidad pasiva pero acuciosa. A pesar de haber llegado a la capital de 19 años sin saber la "o" por lo redondo, de forma autodidácta aprendió a leer y a escribir, y lo hacía con una ortografía fenómena.
De esta combinación genética salí yo, tengo rasgos de ambos, por el lado materno soy soñador y trabajo para lograr mis sueños, también me gusta lo exquisito y refinado; por mi papá soy curioso, tengo un afán insaciable por saber y prudente hasta lindar con lo temeroso; por ambos, soy un poco inteligente.
Luego tengo lo mío para terminar el paquete: soy calculador, intuitivo, y de personalidad adictiva; soy obsesivo en mis decisiones pero trato de no molestar a nadie. Odio la tacañería, la codicia y el egoísmo, y me alejo lo más que puedo de gentes que posean esas porquerías. Procuro mantener buenas relaciones con todo el mundo, pero evito gente hipócrita y a nadie detesto más que a amigos traicioneros. Jamás le dirijo la palabra a quien me ofende injustamente o que insulta sin merecerlo a un amigo.
Me encanta la gente de talento tanto como los animales. Siento fascinación y respeto por las mujeres.
Tengo la convicción que las cosas buenas no caen como maná del cielo, y por eso trabajo duro para lograr lo que quiero. Como todo capricornio me encantan las alturas, cuando miro una torre o una montaña me desafían a escalarlas y las escalo o al menos hago el intento, pero cuando he llegado a la cima, siempre regreso a la planicie porque yo pienso, con José Ingenieros, que si me quedo en las alturas corro el riesgo de morir de soledad y de frío.
Aunque físicamente siempre dejé mucho que desear ya que poseo facciones de rasgos duros de prevalencia mulata (una tal Lupe en la colonia Las Colinas de Mejicanos, a principios de los 70 me describió como "feo, creído y acabado"...snif!), siempre me gustaron las mujeres bellas, o al menos que para mí lo fueran.
Tengo también partes débiles y muchos defectos, pero no los voy a nombrar aquí porque me acabaría el espacio cibernético si lo hiciera.
Foto de febrero de 1957, mi papá sostiene en sus brazos a mi hermano Guillermo. Yo a su lado no parezco que voy a llegar muy lejos, pero empiezo a ensayar la sonrisa que siempre me acompañó en la vida y que tantas cosas buenas me granjeó.
DE UN MESON A UN MESONCITO
Del mesón donde nací, nos mudadamos a otro mucho más pequeño, estaba localizado en la colonia Luz, al oeste de la ciudad, éste era propiedad de mi tío Meme, hermano de mi madre, siempre por la línea paterna (mi abuelo de veras que era insaciable amante), aquí vivimos un par de años y cultivamos buenas amistades con vecinos solidarios, recuerdo algunos nombres: don Ramiro, la niña Noy, creo que era su esposa, tenían una tienda fuerte.
Mis primeras memorias vienen de estos días, me pinto en un cuarto que quedaba sobre un bordo al que salíamos a jugar. Desde allí teníamos una buena vista a la colonia Dina al frente, y del cerro San Jacinto al Este.
Dominan mis recuerdos de esta etapa, el hecho de que les tenía fobia a los payasos, que en aquellos días pasaban casi en procesión por el barrio quién sabe por qué.
De esta época guardo memorias de mi tío Meme y mis tías Blanca y Julia, ésta, una mujer muy bella que heredó rasgos claros de Guandique, todos ellos hijos también de mi abuelo Jesús Guandique y otra señora que se llamaba Chica. Recuerdo a mis primas Miriam (hija de Blanca) y Gladys (hija de Julia), no sé cual fue el rumbo de todas estas personas. Aquí empecé a jugar mica, libre, arranca-cebolla, esconde-lero y pizpicigaña.
DON ALFREDO
Crecimos en un ambiente de pobreza y felicidad, ambos en abundancia, al separarse de mi papá, mi madre conoció a don Alfredo con quien se casó en 1958, crecimos en un nucleo de siete formado por mi abuelita, mi mamá, mi padrastro y los cuatro hermanos.
Unos meses más tarde nos mudamos de nuevo unas cuadras hacia el Este, al lado de la colonia Diez de Septiembre, siempre un mesoncito solo que un poco más cómodo, le llamaban "La Flecha", por estar tan cercano a una empresa de buses de ese nombre, viviendo aquí vi por primera vez a don Alfredo.
Don Alfredo Cisneros era un hombre bien parecido, (ya he dicho que mi madre tenía inclinación a lo exquisito), de gran presencia y muy trabajador, quería mucho a mi mamá y nos respetaba sobremanera a los cuatro hermanos. Yo guardo gratos recuerdo de este hombre bueno, era muy protectivo, él me llevó por primera vez al estadio Flor Blanca de San Salvador, le iba al Aguila; gracias a él también desarrollamos, mi hermano Guillermo y yo, una sensibilidad social. Era un gran admirador de Fidel Castro, que nos transmitió de manera profunda, porque tanto Guillermo como yo admiramos y respetamos al gran líder cubano hasta este día.
Nunca fuimos al kinder, a los seis añitos me recibieron en primer grado en la Escuela Nicolás J. Bran de la colonia 3 de Mayo. Yo la verdad nunca supe por qué mi madre hizo eso, yo sospecho que lo hizo para que le hiciera clavo a Dina, mi hermana mayor, quien siendo tan bonita, atraía bichos como la miel a las moscas; lo cierto es que aquella fue una experiencia medio traumática porque no estaba ni en la edad física, ni con la capacidad emocional ni intelectual para iniciarme en el mundo de mi propia educación.
Dentro de todo hubo algo bueno: empecé a ejercitar la memoria, me aprendí un fragmento del cuento del Rey Midas que hasta este día buye en mi mente: "Midas era un reyque amaba el oro sobre todas las cosas, un día se le apareció un hada y le dijo..." Hasta hoy no sé qué le dijo el hada.
DE UN MESONCITO A NUESTRA PROPIA CASA
En un acto de bondad de la rica tía Paula, hermana de mi abuelo Jesús Guandique, éste había muerto muy joven al caerse de un caballo en su hacienda en Chinameca, aquélla le regaló cinco mil colones a mi madre “para que se comprara un terrenito y dejara de andar rodando con sus criaturas”. Dicho y hecho, mi mamá se compró un terreno en la colonia Dreyfus de San Salvador a donde, luego de haber construído una su "mediagüita" con la ayuda de mi padrastro, nos mudamos en el último trimestre de1959.
En la colonia Luz quedó un pedacito de mi infancia, en ese recodo de tiempo y espacio quedaron las primeras alegrías de mi niñez.
La relación con mi papá siempre siguió intocada, aunque separados, mi mamá nunca plantó en nosotros tendencias en su contra, al contrario, trató por todos los medios de que creciera el contacto padre-hijos. Desde 1964 que ya estábamos más crecidos, Guillermo y yo nos íbamos todos los fines de semana a pasar con mi viejo en el populoso barrio Santanita localizado a unas 20 cuadras de nuestra casa de la Dreyfus. Al salir de clases el sábado nos íbamos ansiosos de comer el delicioso almuerzo que preparaba mi tía Lupe, hermana mayor de mi papá, que cocinaba tan rico que hasta vendía comida en el vecindario. Esta situación nos dio la oportunidad de expander nuestras relaciones amistosas con gente de otro nucleo de la ciudad e intimar con otros parientes.
Mis tías Juana y Menche completaban el trío de hermanas mayores de mi papá,. Aquí teníamos contacto con nuestros primos Lito, Tono, Sonia, Patty y Luis Roberto, eran hijos de María Ester, a su vez hija de mi tía Menche; completaban el grupo de contemporáneos nuestras primas Ana y Tina, hijas de mi tía Chus, también hija de mi tía Menche, mi tía Juana nunca tuvo hijos.(Continuará)
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* El origen de Guandique: viene del holandes Van Dyk. A medida que se fue desplazando por europa (los Guandique también tienen sangre irlandesa y francesa) éste se fue latinizando. Gracias a unas medidas en Centroamerica que facilitaban la entrada de europeos en la region, finalmente el Guandique entró en territorio centroamericano (es más común en El Salvador, Honduras y Nicaragua), debido a la reforma liberal y sus ideologías, claro está. A través de su historia ha cambiado de Van Dyk a Wandike y de éste a Guandique, que es su forma actual, aunque los anteriores son variantes del mismo tronco familiar. Como lo habíamos mencionado antes, el Guandique tiene raíces principalmente holandesas y por consiguiente irlandesas y francesas.
Fuente: misapellidos.com
1 comentario:
Casualmente llegue a este relato de Mesones y me paresio estupendo, sobre todo por que tambien vivi en mesones en el gran San salvador. Recuerdo el Hoyo y la Bolsa, no vivi ayi pero eran ya los últimos referentes de mesones grandes.
Te felicito por tu manera amena y entretenida de escribir.
creo que este comentario llegara tarde pero llegara.
saludos
Manuel Pineda
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