Algún tiempo atrás, antes de que Sudáfrica fuera designada para albergar el Mundial 2010, hubo muchas dudas sobre la pertinencia de esta decisión. Mientras los ejecutivos de FIFA se felicitaban unos a otros por haberle dado a África su primer mundial, muchos se preguntaban si era en realidad una buena idea.
Imagen de la final del Mundial Sudáfrica 2010. Getty Images
Se preguntaban si los ciudadanos del mundo viajarían hasta un país tan distante, en medio de un crudo invierno, con la inseguridad rondando y sin la infraestructura requerida.
Se preguntaban si la inversión millonaria en estadios, que luego serían inútiles, era una decisión inteligente. A pesar de que un pulpo hizo olvidar a la comunidad internacional sobre estos cuestionamientos previos, no significa que hayan desaparecido.
La respuesta es clara a seis meses de la justa orbital, el Mundial Sudáfrica 2010 no pasará a la historia como uno de los mejores en ningún aspecto. De hecho será recordado por una cantidad estupida de errores arbitrales ridículos, por los problemas de seguridad, el desorden y las decepciones de Inglaterra, Francia, Italia y Argentina.
Parece que todos aquellos escépticos que fueron satanizados antes del Mundial, tenían razón.
No pasó más de un mes para que la inutilidad extrema de los elefantes blancos - estadios - con miles de sillas vacías corroídas por la erosión, demostraran que son una carga impositiva que perjudica la economía de un país empobrecido.
Reuters reporta que el evento deportivo más importante del planeta no produjo los ingresos que Suadáfrica esperaba.
El turismo llevó al país 3.6 billones de Rands, unos 519,6 millones de dólares durante el Mundial, muchísimo menos de lo que el gobierno esperaba. El Ministro de Turismo Marthinus van Schalkwyk, reconoció el fracaso económico.
La crisis económica global contribuyó con la baja tasa de turistas durante el certamen, haciendo imposible para el presidente Jacob Zuma recuperar los casi 40 billones de Rands que invirtieron en infraestructura.
Mientras Sudáfrica se debate en el fracaso, la FIFA sacó su tajada multimillonaria y como siempre dijo adiós y no dio las gracias.
A los sudafricanos les quedan los estadios inservibles, el pánico económico y la esperanza de que los turistas que fueron al Mundial y dijeron en un 90 por ciento que la experiecia había sido estupenda y que recomendarían a sus amigos que visitaran Sudáfrica, lo hagan pronto.
Fueron más de 300 mil visitantes durante el torneo, lo ven, Sudáfrica todavía está a tiempo de sacar algo de ganancia de este Mundial, sólo necesita que los 300 mil visitantes animen a sus familiares y amigos a tomar un avión y visitarlos ya.
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