jueves, julio 20, 2006

MI AMIGO "EL MAGICO" GONZALEZ

Mi mujer y mi amigo Luisito Rivera no pueden estar más felices y orgullosos de estar al lado del "Pajarito" Huezo y el salvadoreño más famoso del mundo, Jorge "El Mágico" González.
El momento más mágico de mi vida, abrazar nada menos que a uno de los futbolistas más espectaculares de la historia del fútbol mundial: Jorge "El Mágico" González.
Salvadoreños de San Rafael, California, posan con los tres súper astros, Norberto "El Pájarito" Huezo, Jaime "La Chelona" Rodríguez y Jorge "El Mágico" González.
Jorge lee la placa de reconocimiento que minutos antes yo le había entregado.
"La Chelona" hace un gesto de paz (con la paz que lleva en su camiseta...), mientras que "El Mágico" González, le escribe su autógrafo a mi amigo Oscar Rodríguez. "El Pajarito" Huezo observa en el fondo, en los momentos previos al partido del siglo en San Rafael, California.


En enero y febrero de 2001 dos terremotos mortales estremecieron El Salvador. A la época, yo era el presidente fundador de la Asociación de Fútbol de Marin en San Rafael, California.

Mi país estaba devastado, el mundo lo socorría y yo necesitaba hacer algo.

Entonces se me ocurrió una brillante idea: escogí un proyecto que fuera modesto, realista y que acomodara mi vocación de maestro: La reconstrucción de una escuela.

La oportunidad se dio en el cantón San Rafael La Loma, jurisdicción de Candelaria, Cuscatlán.

Organicé un Comité de Apoyo, hice fiestas, pupusadas, atoladas y me guardé un evento estelar: un partido de fútbol entre la selección de la Liga por mí presidida, contra uno de los equipos inscritos, de nombre Club Deportivo El Salvador.

Para hacer atractivo el mascón y garantizar su éxito se me ocurrió la genialidad del siglo:

Para junio, me fui para El Salvador y me traje para San Rafael nada menos que a los tres futbolistas más populares de El Salvador: Jaime "La Chelona" Rodríguez, Norberto "El Pajarito" Huezo y a Jorge "El Mágico" González.

El partido entre la selección de la Liga versus El Salvador reforzado, estaba servido.

El sábado 9, Organicé una fiesta con los tres astros como invitados de honor, en la que los haría objeto de un homenaje por toda la gloria que ellos habían traído a El Salvador, y el domingo 10 fue el mascón.

De todos lados del Area de la Bahía de San Francisco llegaron salvadoreños a disfrutar de los super astros, pero más que todo a colaborar con el gran objetivo del evento.

Resultado: gracias al gran corazón de los legendarios jugadores y a la generosidad de mis compatriotas, recaudé doce mil dólares y se reconstruyó la escuela en San Rafael La Loma en El Salvador.

Quedaron felices los niños de mi país con su escuelita nuevecita, felices los astros, feliz la mara salvadoreña que vio de cerquita las estrellas, y yo más que feliz con la gran satisfacción del deber cumplido.

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