De pronto sentí que me había dicho el méedico que me iba a morir, pero en realidad me dijo algo peor: "Se puede quedar ciego..." No ver...No disfrutar de el sentido más precioso que Dios me dio...No percibir a mis hijos, mi mujer, mis hermanos, mis sobrinos, mis amigos, mis colegas, mis conococidos, el cielo, el universo, todo!
Bueno, yo siempre dije que Dios me lo ha dado todo sin pedírselo y también me lo puede quitar en el momento que quiera. Llegó el momento de llevar a la práctica lo que siempre pensé. No fue fácil.
El Dr. Michael Barricks hizo su trabajo. Me sometí a una cirugía de rayos laser para tratar el desprendimiento de la retina del ojo derecho, el que hace el trabajo de ver en mi cuerpo con más poder.
Pasó la experiencia y ahora esperemos que el tratamiento post operación siga su marcha. Todo va bien, por de pronto.
Aquí una rara toma minutos después de haber llegado a casa ese jueves 15 de junio...
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