Aunque yo me gradué de bachiller del colegio Salvadoreño Alemán en 1970, mis cuatro años previos en el Don Bosco fueron más que suficientes para formar parte de un grupo que desarrolló un vínculo de afecto soldado con oro sólido, por algo nuestros colores oficiales son AZUL Y ORO.
El pasado miércoles 20 de febrero nos reunimos, los miembros de la Promoción 1970, y algunos de la Promoción 1971, en el Club Tecleño y tal pareció que la última vez que nos vimos había sido el 19.
Las bromas, las anécdotas, los recuerdos, las memorias, las historias dentro y fuera de las áulas, hicieron que cinco horas se fueran tan rápido como cuarenta y tres años desde la última vez que nos habíamos despedido. Se respiraba amor fraternal en cada rincón del famoso recinto de la histórica ciudad.
La hermandad continuará hasta que cada uno deje el plano terrenal, y quién sabe si aún después nos estaremos reuniendo a la sombra de Don Bosco y María Auxiliadora.
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