¿Cómo vive alguien recién llegado al país la pasión exagerada que existe por Barcelona y Real Madrid?
Es tremendo. Esto tiene doble mensaje. El fútbol de aquí está absolutamente intoxicado del fútbol español. Y eso no es buena cosa. Es como que el vecino tenga un carro cero kilómetro y yo tengo el del año 80 y vivo mirando el del vecino. Es un problema que no genera autoestima en los jugadores ni en la afición. A El Salvador no le deja nada. Porque si por lo menos viéramos el fútbol español y lograríamos la misma organización...
¿Por qué el término "intoxicación"?
Intoxica porque confunde a la gente, le quita brillo a nuestro propio espectáculo, también genera poca identidad del fútbol salvadoreño. En los niños eso es tremendo.
¿Le llamó la atención o le habían contado que así se vivía aquí el fútbol español?
No, no me habían advertido. Me quedé loco cuando lo vi. Porque los uruguayos y argentinos, lo único que queremos es jugarles y ganarles al Madrid o al Barcelona. No lo miramos ni a palos, no los admiramos en absoluto. Yo personalmente admiro solamente el cuadro que yo juego y defiendo. Me da mucha pena ver una cantidad enorme de camisetas del Madrid y del Barcelona vendiéndose y que la gente se junte en diferentes lugares como si fuera la gran fiesta... Yo le preguntaría a algún jugador del Barcelona o del Madrid si conoce El Salvador.
La respuesta de la mayoría de aficionados es que se da esto porque el fútbol nacional no sirve... Y eso los dirigentes lo saben.
Tampoco al fútbol lo va a cambiar la Selección. El fútbol es jugado por jugadores y dirigido por dirigentes. Si los dirigentes, que no son tontos en absoluto, no saben como armar mejor esto, será cuestión de que los segmentos sociales pongan las cosas en su lugar. Lo que a mi me sorprende es que los salvadoreños saben todo lo que está mal, pero los cambios son muy lentos.
No sé si es un tema de cultura, si es un tema que tiene que ver con lo que arrastra la sociedad con aquella guerra que tanto frenó todos los estratos del país. Es posible que venga acompañado de una cantidad de sufrimiento o de atrasos en los que se está luchando por salir adelante pero todo junto no se puede.