sábado, mayo 30, 2015

¿REGRESAN LOS MAESTROS EXTRATERRESTRES?

Tenemos que aceptar lo que los humanos hemos querido ignorar consciente o inconscientemente por milenios. La hora de todas las verdades se acerca, y tenemos que prepararnos o no escaparemos del ostracismo mental si nos aferramos a desoír un secreto a voces...

Un extraño y superdotado adolescente ruso de 14 años llamado Boriska asegura haber sido un marciano en su vida pasada. Convertido en un sorprendente objeto de estudio para los científicos, dice que él, junto a otros niños “índigo”, viene a cumplir una importante misión en la Tierra, en donde ayudarán a la humanidad a adecuarse a los cambios energéticos que se están produciendo y a los que vendrán en un futuro cercano.
A la edad de 1 año y 5 meses, Boriska ya podía leer las tapas de los diarios, y a los 2 pintaba como un alumno avanzado, al poder diferenciar los colores y sus matices.
Cuando ingresó al jardín de infantes, sus maestras quedaron atónitas con sus talentos y su particular forma de pensar, ya que siempre tuvo una memoria excepcional y una increíble capacidad para retener y asimilar información. Sin embargo, pronto notaron que el chico había estado aprendiendo las cosas “de alguna otra parte”.
A los 3 años, su interés en asuntos relativos al universo cautivó a sus padres. “Era capaz de nombrar todos los planetas de los sistemas solares, e incluso sus satélites. Me llenaba la cabeza con nombres y números de galaxias. Al principio me asusté bastante, pensé que estaba loco, pero luego decidí revisar si esos nombres realmente existían. Leí algunos libros sobre astronomía y me sorprendí al descubrir que mi hijo sabía tanto,” relató Nadezhda, su madre.
Pero fue a los 7 años cuando el niño comenzó a develar su propio misterio, al narrarles una historia cautivante. Les habló acerca de la civilización marciana, de ciudades megalíticas, de sus naves espaciales y de vuelos hacia varios planetas, incluyendo a la Tierra.
Según su convincente cuento, en una vida pasada Boriska era un piloto de Marte que debía venir seguido a nuestro mundo por asuntos relativos al comercio entre su nación y el desaparecido continente de Lemuria que, según la leyenda, estuvo ubicado en medio del Océano Pacífico. El joven asegura conocer bastante de ese territorio, porque allí habría tenido grandes amigos.


La Esfinge

La oreja de la Esfinge sería la ruta al conocimiento.

Boriska visualiza toda la caída de Lemuria como si hubiera sucedido ayer y lamenta la muerte de su mejor amigo, como si fuera su culpa. “Una importante catástrofe tuvo lugar en la Tierra. Un gigantesco continente fue consumido por aguas tempestuosas. Luego, de repente, una piedra maciza cayó en una construcción. Mi amigo estaba ahí”, asegura, y sigue: “Yo no pude salvarlo. Estamos destinados a encontrarnos alguna vez en esta vida”.
Cuando su madre le preguntó por el aspecto físico de los lemurianos, no tuvo reparos en decirle que eran de alrededor de 9 metros de estatura. Todos ellos habrían fallecido en la catástrofe, que se produjo hace aproximadamente 800 mil años.
En cuanto a Marte, afirma que la altura promedio de su pueblo era de 7 metros. Sin embargo, al contrario de lo que se piensa, en ese planeta no habitaba una sola raza, sino que había varias conviviendo. Cada pueblo tenía sus propias naves espaciales, sus propias tecnologías y su manera de pensar.
Fue así que gran parte de la población pereció en una gran guerra nuclear, que destruyó su atmósfera. Ahora, él asegura que los sobrevivientes se encuentran en el subsuelo del planeta y respiran gas carbónico.
Boriska declaró finalmente que los humanos encontrarán conocimiento bajo una pirámide, que todavía no ha sido descubierta. “La vida cambiará una vez se abra la Esfinge,” dijo él, y agregó que este gran monumento egipcio “tiene un mecanismo de apertura en alguna parte detrás de su oreja”, aunque no recuerda exactamente dónde.
Especialistas del Instituto de Magnetismo de la Tierra y ondas de-Radio de la Academia rusa de Ciencias fotografiaron el “aura” del adolescente, que resultó ser extraordinariamente fuerte.
“Tiene un espectrograma anaranjado, lo cual dice que él es una persona alegre, de un intelecto poderoso,” dijo uno de los especialistas

viernes, mayo 22, 2015

MI HIJA FUE BENDECIDA POR UN SANTO: MONSEÑOR ROMERO

En la víspera de la entrada a la Santidad de Monseñor Romero, vale la pena compartir este pasaje de nuestra vida de familia, con inmensa alegría, humildad y gratitud para nuestro representante en la Cortes Celestiales. 

CORRIA EL MES DE MAYO DE 1978, QUIZAS 79, fue un domingo por la noche. Se había programado una misa en la parroquia de la colonia Miramonte, en San Salvador, en conmemoración del aniversario del asesinato del padre Alfonso Navarro Oviedo, triste efeméride. La buena noticia era que aquella Eucaristía iba a ser oficiada por Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Oportunidad única de ver de cerca a aquel santo varón.

Me aseguré de llevar a mi hija Marta Esmeralda (la Lalita), que a la época contaba quizás con unos cuatro añitos. Mi intención era que ella fuera bendecida por el universalmente respetado Arzobispo, su bendición equivaldría para mí a la bendición del mismo Dios.

Mi hermano Guillermo, mi hija y yo llegamos temprano a la iglesia para no perdernos un minuto del privilegio de estar en el entorno de Monseñor Romero. Por cierto que también nos encontramos allí a mi viejo amigo Jorge Figeac.

Puntualísimo como era su costumbre, Monseñor llegó a la cita con su feligresía que, rompiendo un poco la etiqueta eclesiástica, lo recibió con un aplauso, que el prelado agradeció con un gesto de humildad: bajando la frente levemente y con su acostumbrada sonrisa semi dibujada en sus labios.

Fue una noche alegre, a pesar de que se conmemoraba el asesinato del padre Navarro Oviedo, perpetrado por miembros de la infame mano blanca casi en plena luz del día. Un acto cobarde que más tarde se convertiría en el pan de cada día en El Salvador. Pero la noche fue alegre porque Monseñor Romero así hizo que se sintiera.

En aquella corta pero sustanciosa homilía, el inolvidable santo habló del valor del jóven sacerdote martirizado en su propia casa allí mismo en la Miramonte, por los criminales de siempre. Dejó claro que cada sacerdote que asesinaban, era volver a crucificar a Cristo y volver a crucificar a Cristo significaba salvación, incluso para los mismos asesinos.

Como era su costumbre, al terminar la misa, platicó con la feligresía. Parecía que Monseñor Romero disfrutaba estar enmedio de sus ovejas. Le interesaba platicar sobre los temas que a la gente del pueblo interesaban.

Fue entonces que me le acerqué lo más que pude, alcé a mi hija pidiéndole con voz nerviosa (porque estar en el entorno de aquel santo era electrificante): "Monseñor, Monseñor, me quisiera bendecir a mi hija por favor...?!"

Volviendo su mirada hacia mí, con una dulce sonrisa y su melíflua voz me respondió: "¡Claro, con mucho gusto! ¿cómo se llama esta gordita?". Acarició con sus inmaculadas manos el cabello de mi niña, le envolvió su carita como en cáliz, la vio directamente a sus ojos, y después, haciendo la señal de la cruz en su carita con su diestra, sentenció: "Que Dios te bendiga hijita..."

Aquel momento marcó un hito en la vida de mi hija, quien ahora es una persona adulta de mucho éxito en la vida.

Aquella noche yo no me había confesado pero comulgué. Por seguro había roto una regla eclesial pero era "oportunidad única de recibir la Eucaristía directamente de manos de un santo", pensé, y no me equivoqué ni me arrepiento.

Tiempo más tarde una bala traspasó lo más hermoso y tierno que tenía Monseñor Romero: su corazón. 

Hoy, la víspera de su beatificación, se hace oportuno recordar esta bendición que lleva mi hija en su corazón, y yo en mis recuerdos, con inmensa gratitud para el Todooderoso que permitió a mi Lalita ser bendecida directamente de nuestro amado e inolvidable santo .