Kyoto, frente al monumental templo de Kiyumitzu-Dera.
Kyoto, camino del Templo Kiyumitzu-Dera.
En el tren, de Osaka a Kyoto. O le dijo algo horrible, o no entendió Guillermo lo quele dijo Yasuko en japonés, esa carita no se la conocía mmmm...!
Yasuko es una bella japonesita que enamoró a mi rey cuando ambos estudiaban sicología en la Universidad estatal de California en San Francisco. Altamente educada, fina y ordenada, nos atendió por un día, en medio de nuestro periplo, y la última noche que estuvimos en Osaka, ya que sus quehaceres laborales cotidianos, no le permitían para más.
Gozamos de su compañía en nuestra visita a Kyoto. Aproveché la ocasión para hacerle todo tipo de preguntas sobre la historia de Japón y el carácter de su gente.
Aquí algunas tomas con la agradable "China" (como le decimos la familia, muy a la salvadoreña, aunque ni a ella ni a mi hijo les gusta el mote.)